Segunda parte del artículo de ayer, a ver qué tal…
¿RECUPERACIÓN?
Anko Ordóñez, periodista español que reside en Sarajevo, está de acuerdo. “Yugoslavia era un gran país, tenía industria, infraestructuras… y en la era soviética, los Estados Unidos eran uno de sus principales socios comerciales. Yugoslavia era un claro competidor para otras potencias europeas”. Asegura que cuando oye algunos testimonios, como el de Rebeca, es mejor callarse y escuchar.
“No puedo decir nada, solamente siento vergüenza, porque el mundo occidental del que provengo no hizo nada para acortar la duración de la guerra e incluso se negó a actuar cuando ocurrían asesinatos y violaciones de civiles a escasos metros de sus fuerzas de paz desplegadas en Bosnia y Herzegovina. Llamar fuerza de paz a los soldados de la ONU presentes durante el conflicto bosnio no sería del todo exacto. Faltó implicación internacional para proteger a los más de 50 000 civiles asesinados. En la guerra de Kosovo ocurrida 5 años después, Estados Unidos tardó la mitad de tiempo en parar la guerra. Aún así, que sean tres o un año y medio, es demasiado tiempo para actuar en un conflicto donde un civil tiene casi tantas posibilidades de morir que un soldado”.
Las heridas se intentan curar, pero es difícil cuando cada día, al salir de tu casa para ir a hacer cualquier cosa, te encuentras un paisaje de edificios agujereados como un queso gruyere. Y es que aunque han pasado 15 años, Bosnia tiene muchísimo por hacer, es un país a medias. La tasa de paro es desorbitada (las cifras no son exactas ya que existe mucha economía sumergida pero se estima entre un 30 y un 40%) y por cinco años de guerra han pagado un retraso en su desarrollo de 20 años. “Ahora estamos alcanzando el nivel de vida que había en 1989”, nos asegura Anko.
Por si fuera poco, está el problema de la contaminación, algo que desmerece muchísimo el país. Bosnia es muy montañoso, tiene profundos lagos de aguas turquesas, picos nevados durante casi todo el año y ríos largos y caudalosos. Pero al salir de Sarajevo, contemplas que estos mismos ríos tienen sus orillas inundadas de basura. ¿pero, cómo va a haber para limpiar los ríos si ni siquiera hay dinero para limpiar el país de minas? Quizá ese sea uno de los problemas más graves del país. “Quitar una sola mina cuesta al Estado 10.000 dólares. Se estima que quedan unas 200 000 minas. El coste es fácil de calcular pero difícil de financiar cuando el país tiene muchas prioridades”, cuenta Anko. Por eso no es raro ver, de vez en cuando, en el acceso a un camino de montaña, un cartel rojo con letras blancas que dicen “peligro. minas”, junto a un dibujo de una calavera con dos tibias cruzadas.
El futuro, no obstante, es esperanzador. Un 25 % de la población sigue bajo el umbral de la pobreza, pero el país ha crecido en los últimos años gracias a la ayuda internacional, destinada a reactivar la economía para conseguir que pase de ser una dependiente de esas ayudas a una auto suficiente. Hasta 1998 no hubo grandes progresos, pero en 1999 el país registró una enorme tasa de crecimiento con un 9,9%. Actualmente, la tasa de 2008 fue de un 5,7 % la misma que la inflación registrada. La del paro , no obstante, es muy alta aún.
Problemas como la falta de mecanismos para defender la competencia, la ausencia de un mercado de trabajo flexible o la poca transparencia que existe en el mundo laboral, que no garantiza el buen cumplimiento de los contratos de trabajo, contribuyen a que cueste bajar esta cifra tan negra, pero si algo tiene Bosnia es gente joven, dispuesta a trabajar y a cumplir sus sueños, como Rebeca y José.