De mayor quiero ser… Walter Astrada

Estuve en esa preciosa ciudad que es Gijón hace una semana. Y mira que he querido ir desde hace tiempo, y nunca lo hacía, hasta que al final ha sido una conferencia de Walter Astrada lo que me ha animado a mover el trasero hasta allí. (Antes de nada: no tienen que ver, pero las fotos que hice durante mi visita a la ciudad son las que he subido a este post, porque de Walter sólo tengo una y las que quiero que se vean de él están enlazadas, para que que se sepa bien a qué foto me refiero cuando hablo de una cosa u otra. Y porque me hace ilusión poner las mías, ¡vaya!).

¿Y quién es ese Walter Astrada? Pues otro fotoperiodista de los de mi colección De mayor quiero ser…. Es joven, apenas 36 años, y es muy caradura. Al menos lo parece por su forma de hablar. Me gustó mucho porque dice las cosas sin paños calientes, tal y como las piensa; cuenta sus aventuras y desventuras en una conferencia delante de cien personas igual que lo haría tomando un café con su mejor amigo.

Gijón. Yo quiero vivir en el edificio azul. / (C) Lola Hierro

Para una aspirante-principiante del fotoperiodismo como yo, tener un par de horas para escuchar los consejos y experiencias personales de Walter fue un verdadero regalo. En momentos así me doy cuenta de la razón que tiene Enrique Meneses cuando dice que nuestro oficio no se aprende en las aulas de la universidad ni a base de coleccionar títulos. Las dos horas escuchando a Walter me han servido más que cinco años de carrera. Palabrita.

Entro en materia presentando a este hombre, para quien aún no sepa quién es. Se trata del ganador de tres World Press Photo Awards (20072008 y 2009), uno de los premios más prestigiosos del mundo en materia de fotoperiodismo, si no el mayor.

No voy a contar su vida entera, quien quiera conocerla que busque su biografía en la web Walter Astrada Photojournalist. Lo que a mí me vale es que es un tío que con 25 años dejó su curro de fotógrafo de prensa en su ciudad y se largó a recorrer América Latina en busca de experiencias. Así encontró su primera gran historia, The Eus. Fue en Bolivia, donde también empezó a trabajar para Associated Press. Pasó un año y medio con un proyecto sobre la vida de prostitutas travestis, un trabajo en blanco y negro y en 35 milímetros que le enseñó a abordar proyectos de larga duración, a tener paciencia, a involucrarse con sus personajes y ganarse su confianza.

Iglesia de San Pedro. (C) Lola Hierro

Playa. (C) Lola Hierro

Hizo un comentario que me llamó mucho la atención durante su conferencia. Nos enseñó una foto de una meretriz travestida con un cliente y otra de un travesti a quien le están inyectando algo en los pechos, y nos dijo que esas fotos tenía dos tiempos: había tardado en hacerlas 1/80 segundos, pero también había tardado un año y medio, porque fue lo tuvo que esperar hasta que esas mujeres tuvieron confianza suficiente con él como para dejarle participar en esa intimidad. Dice que le enseñaron a ver las cosas de otra forma a la hora de afrontar un trabajo, y que después no se ha desentendido de ellas sino que siguen en contacto, cosa que me parece comprensible (y es ahora cuando pienso en mi familia albanesa, a la que tanto echo de menos).

Pero no quiero destacarle por sus premios sino por su voluntad, por un camino que se ha trabajado muy duramente partiendo de cero y metiéndose en diez mil fregados. Los premios son una consecuencia de su trabajo, pero no algo que haya ido buscando. Eso dice, al menos, y vista su poca vergüenza, le creo. El caso es que Walter pasó de Bolivia a Haití, donde aprendió a hacer fotos jugándose la vida.

Baño de sangre en Madagascar

Luego llegó a África, donde por carambola prácticamente, acabó en Madagascar cubriendo una manifestación que en principio tenía que ser pacífica, pero que acabó con una treintena de víctimas. Su testimonio de ese día es espeluznante. Cuenta que, de repente, empezaron a llover tiros, que en dos minutos hubo 28 muertos y él estaba allí, en medio del jaleo, percatándose de que era el único fotógrafo que había. Se puso a hacer fotos como pudo, mientras corría. Las imágenes de militares atizando a un tío o de una avenida con hasta seis cuerpos inertes hablan por sí solas. Cuenta que tuvo miedo, pero que alguien tenía que registrar todo eso, y que supo mantener la cabeza fría. De hecho, el ser capaz de pensar con claridad le salvó la vida. En un momento dado, en vez de salir corriendo como todo el mundo se quedó agazapado en un rincón desde donde tomó esta foto, y luego en vez de seguir se fue al hotel corriendo para enviarlas, no fuera a ser que se las requisaran o que le detuvieran o que le mataran antes.

Elogio al horizonte. (C) Lola Hierro

A las pocas horas, las fotos estaban distribuidas por todas partes, pero al día siguiente sólo ocho periódicos de todo el mundo las publicaron. Se frustró, creo, y no me extraña. ¿Qué pasó? Que luego ganó su primer Word Press Photo y le empezaron a preguntar por Madagascar. Y para esto dice Walter que sirven los premios: «para hablar de tu trabajo, de lo que tus fotos hablan, no de ti mismo. Y el dinero vale para financiarte más trabajos que cuenten más historias de las que se tienen que contar». Me encantaron sus palabras, la verdad, y las suscribo plenamente.

Walter dice que le gustaría que lo que fotografía no existiese, pero existe y por eso hay que contarlo.»Voy a estos lugares porque creo que es importante ir. Hay quienes van a estos sitios porque es un atajo para ganar premios, pero si vas por eso la has cagado, no es el camino correcto». Con un par.

Ayudar = afotar

Alguien le preguntó algo relacionado con la conciencia a la hora de «hacer fotos» vs «ponerte a ayudar» cuando estás delante de algo complicado (paliza, asesinato…). Vino al hilo de esta foto, en la que, como se ve, un tío le está pisando el cuello a otro que tiene una mirada de terror infinito. Es un debate muy interesante que ha dado pie a horas y horas de conversación. Dijo que a ese hombre ya le estaban pegando antes de que él llegara. Cuando le vieron, dejaron de pegarle. Contó que hay veces en que la gente se pone a actuar cuando te ve con una cámara. Esto es peligroso, dijo, y está mal hecho pedir a gente que haga cosas para tú obtener una buena foto. «Si haces algo para que yo tire una foto, no la tiro; no fotografío cuando veo que estoy influyendo de alguna forma».

La pequeña asturiana. (C) Lola Hierro

Luego añadió otra cosa en la que opino que tiene más razón que un santo. Muchas veces se exige a los fotógrafos y periodistas mucho más que al resto de los mortales. En el caso de esta foto y esta otra, tomadas en Madagascar, él no ayudó al tío de la cara ensangrentada, sino que le hizo la foto y ya. ¿Por qué? Porque ya había otras personas haciéndolo, que se ven a la izquierda, y sobre todo en la segunda imagen. Y en esta, en concreto, se aprecia cómo el hombre que estaba ayudando al del suelo se aleja -según Walter se marchó corriendo- porque empezaron de nuevo los tiros. Por supuesto, Walter también salió corriendo a salvar su propia vida. A fin de cuentas, muchas de esas situaciones acaban siendo un sálvese quien pueda, y todos somos humanos al fin y al cabo.

Comida para las gaviotas. (C) Lola Hierro

Y en cuanto a lo de ayudar, volvió a lo mismo dejando en el aire una reflexión: a lo mejor él ha ayudado mucho más a su manera. Porque al ser el único fotógrafo que había allí, ha sido el único que ha conseguido un testimonio de lo que pasó. Si él no hubiera hecho esas fotos, nadie hubiera sabido jamás los muertos que hubo ese día en Madagascar así por las buenas. Dijo que quizá un día haya un juicio sobre el tema, y quizá sus fotos sirvan como prueba.

Femicidios

Termino este post tan largo contando que Walter ahora anda con un proyecto personal entre manos que es muy, muy interesante. Trata sobre el la violencia de género todo el mundo. Primero hizo Femicidio en Guatemala, sobre los asesinatos de mujeres. El trabajo le hizo ganar un premio, o una beca, ahora no sé, con lo que pudo hacer la segunda parte, Violencia sexual en el Congo, para denunciar el uso de la violación como arma de guerra. También ganó una beca y gracias a eso pudo ir a India para hacer Undesired, sobre el aborto selectivo de niñas. Y ahora mismo está afincado en España preparando una cuarta parte sobre este problema.

Anochecher. (C) Lola Hierro

Me inspira mucho este chico, que ha hecho todas estas cosas con cuatro duros. Que empezó yéndose a la aventura con toda su inexperiencia y sus ganas y se ha curtido a base de currárselo él solo, sin decir «no» a nada, y jugándose el pescuezo muchas veces porque es su obligación contar lo que está pasando en el mundo. Ahora gana premios y andará más desahogado desde el punto de vista económico, supongo, pero el espíritu sigue ahí. Es lo que me cautiva de él. Y de su obra, qué decir. Es de una gran sencillez, sin pretensiones de nada. Y precisamente eso es lo que la hace tan potente, porque muestra la realidad tal cual es, sin adornos de ningún tipo. Os recomiendo encarecidamente que visiteis su página web y también el portal que han diseñado los de Media Storm para promocionar Undesired. Estoy segura de que nadie se va a quedar impasible con sus imágenes. De mayor quiero ser como él.

Dejo un par de enlaces con declaraciones y entrevistas a Walter escritos por gente que lo hace mejor que yo. Muy interesantes:

Walter Astrada: «Mi deber era salvar las imágenes a toda costa»
Retratando (con palabras) a Walter Astrada

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.