Octubre musical, o cómo me fui tropezando con mis ídolos del Rock

Estas últimas semanas he desaparecido del mapa completamente porque no he podido tomarme ni un respiro para contar todas las nuevas experiencias y situaciones que estoy viviendo. Cada día me vienen a la mente una infinidad de historias sobre las que me gustaría reflexionar, pero me ha sido imposible hasta ahora.

No obstante, no quiero que este blog decaiga así que voy a hacer un esfuerzo para tenerlo un poco más actualizado. En esta ocasión tengo poco que contar pero mucho que enseñar, y es que he tenido que ir a cubrir muchos conciertos y eso me ha dejado la memoria del portátil al límite de capacidad por todas las fotos que he hecho. Como dicen que una imagen vale más que mil palabras, os dejo unos ejemplos de lo que mis ojos han sido testigos.

Rulo y su contrabanda. / (c) Lola Hierro

Primero estuve en el concierto acústico de Rulo y la Contrabanda, en Madrid. Personalmente, fue inolvidable porque soy fan de La Fuga (anterior banda de Rulo, del que se ha separado hace poco para seguir con su proyecto en solitario) desde los 18 años. El grupo ya era famoso cuando lo descubrí, así que nunca he podido verlo en recintos de menos de mil personas. Esta vez, el concierto fue en una sala pequeñita, algo muy íntimo y cercano, donde no seríamos más de cien o ciento cincuenta. Y me la gocé, la verdad.

Rulo. / (c) Lola Hierro.

Lo único que no me gustó mucho es que me pareció entender cierta ironía o mala leche en algún comentario que hizo Rulo, presumiblemente aludiendo a su ex banda. Los que siguen en La Fuga también me gustan mucho y continuo siendo seguidora de ellos, por eso me molestó un poco que nos trasladara sus malos rollos, así de refilón. Aunque a lo mejor estoy volviendo a ser una mal pensada y no hubo nada de eso, quién sabe… En cualquier caso, me encantó verlos desde tan cerquita. La crónica que escribí ya salió publicada en Musicópolis, se puede leer aquí.

Mike Stanne, mi ídolo. / (C) Lola Hierro

El siguiente gran acontecimiento fue el directo de Dark Tranquillity e Insomnium. Son mis dos grupos más queridos y favoritos del mundo mundial dentro del Death Metal. Son los únicos con los que me pongo como una quinceañera histérica. La novedad es que, en esta ocasión, le iba a hacer una entrevista a Mike Stanne, cantante de DT. Menudo subidón me dio, me temblaba hasta el tuétano, y anda que no estoy acostumbrada yo a entrevistar a estrellas del Rock desde hace ya casi diez años, madre mía… pero con ellos regreso a la edad del pavo de la forma más tonta.

Insomnium: brutales., aunque solo circule sangre por sus venas cuando suben al escenario. / (C) Lola Hierro

Qué decir de mi querido Mike… durante la entrevista (aún no está publicada, a ver si pronto…) fue un encanto de hombre, muy amable, con sentido del humor, sincero… ¡Y qué poca objetividad periodística la mía! Al final de la misma le regalé una de las piezas de la exposición de fotografía que hice en marzo, en concreto una en la que sale él. Es un pedazo de regalo, una pieza a 40×50 en cartón pluma de esta imagen. El tío flipó en colores y me dio muchas veces las gracias, creo que le gustó de veras. Espero que la haya colgado en la pared de su dormitorio, jejeje.

Con el gran Mike Stanne. / (C) Lola Hierro

Por lo demás, el concierto fue una barbaridad. Me rompí las cervicales de tanto remolino y sólo me faltó desenrroscarme la cabeza y lanzársela a la banda. Los de Insomnium estuvieron muy grandes también, lástima que en persona sean tan sosos. Fui a saludarles a su camerino -nos conocemos ya de varias entrevistas y encuentros en el pasado- y no tuvieron sangre ni para levantarse de la silla, ni conmigo ni con los alicantinos Nahemah, con quienes han compartido fechas por Europa y todo. En fin, estos finlandeses… no dan para más.
¿Más música? Pues sí, porque también he ido a cubrir el concierto de Dagoba y los cántabros Frontline. Estuvieron muy bien ambas bandas pero yo me aburrí soberanamente porque no es mi estilo predilecto de Metal. Eso sí, me la gocé con las fotos, que salieron geniales.

El vocalista de Dagoba. / (C) Lola Hierro

De los blast beats de batería y los riff de guitarras con distorsión pasé al Electro Pop Rock con Estereotypo, una formación también de Cantabria que está pegando muy fuerte y que se marcaron conmigo el llevarme a su concierto de Zaragoza el sábado pasado para hacerles fotos. No es mi rollo pero me lo pasé como los indios pegando saltos y bailando su música, tan diferente a lo que yo suelo escuchar. Y la fiesta de después, mejor ni la comento. Las barrabasadas que se hacen al salir de gira (o sucedáneo) se quedan en la gira. Las fotos, de las más bonitas que me han salido, en mi humilde opinión. Por cierto, ya puede leerse la crónica en este enlace.

Estereotypo fue divertido no, lo siguiente. / (C) Lola Hierro

Y hay dos bolos más que he visto últimamente pero tengo las fotos aún sin procesar y las crónicas sin escribir. Uno fue el de Mr. Kilombo o Miki, conocido por ser el guitarrista de Macaco. Presentó segundo disco en solitario en el Pub Bender de Santander (mi segunda casa ya…) y lo bailamos y disfrutamos con él (y con los diputados del Parlamento europeo que llevé conmigo, algo que contaré en otro capítulo).

Miki, o Mr. Kilombo. / (C) Lola Hierro

Milladoiro. / (C) Lola Hierro

El segundo ha sido hoy mismo de los grandísimos Milladoiro, banda de folk gallega que lleva 32 años dándole a las gaitas, flautas, bodrams y violines. Intensos, preciosos, emotivos, delicados, elegantes… lo son todo.

Y, tras ofrecer toda esta información, lo dejo por hoy. Me he saturado de focos de colores.

3 respuestas a «Octubre musical, o cómo me fui tropezando con mis ídolos del Rock»

  1. Sr. R

    Así es como tiene que ser, un no parar y aprovechar nuestros momentos con las cosas que nos llenan la vida, suficientes ascos trae el camino a veces, pero siempre se puede encontrar un segundo para disfrutar, camara en mano, inmortalizando aquello que nos recarga las pilas.

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  2. Sr. R

    Así es como tiene que ser, un no parar y llenar los momentos con las cosas que nos hacen disfrutar. Y que satisfacción poder inmortalizarlo mediante un cacharro con lentes.

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