Indein y las estupas de Nyaung Ohak, el mercado de los cinco días de Thaung Tho, la pagoda Angun Mingalan de Iwama, la pagoda Phang Daw Oo, el monasterio del gato saltarín Nga Phe Kyang, los talleres de puros, de tejidos de loto, de joyería de alpaca… Esta es la lista de lugares que quería visitar en los alrededores del lago Inle y creo que he ido a casi todos. Me ha faltado el mercado flotante porque quedaba muy alejado. Y también una aldea sobre el agua llamada Ywama, pero a cambio he visitado otro pueblo normal y corriente, ni idea del nombre, donde no había nada para turistas pero precisamente por eso era muy auténtico. La gran pena es que no he logrado encontrarme con los pescadores faenando; solamente algunos de lejos remando con el pie. Como no ha hecho sol, he perdido la oportunidad de hacer esas fotos bonitas. Sigo, sin éxito, persiguiendo al astro rey.



De hecho, ha llovido muchísimo, sobre todo al final de la excursión, después de comer, igual que el primer día. He regresado en medio del diluvio universal, bajo el paraguas y con dos chubasqueros. Esto no ha impedido que, tras 45 minutos de travesía, haya llegado completamente empapada, incluso los pantalones. Aún así, he de admitir que he visto lugares muy chulos y que es muy bonito navegar por los canales. Pues eso es lo que he hecho: contratar una excursión en bote con un chofer incluido que me ha llevado por toda una ruta de los grandes éxitos de Inle. Todo el día embarcada.



Es increíble la cantidad de vida que hay en estas ciudades flotantes. Yo esperaba encontrar solo casa de madera, pero no: hay mansiones de cemento y ladrillo, y hasta templos y monasterios. De esos he visto dos: el primero se llama Chaung Ngaphe y atesora cinco estatuas de Buda muy sagradas a las que los devotos pegan láminas de pan de oro. Han adherido tantas que las esculturas ya no conservan su forma original, son cinco mondongos amorfos, como muñecos de nieve más bien. Las mujeres tenemos prohibido el acceso al altar, así que lo he visto de lejos.




El monasterio es del gato saltarín, y se llama así porque antes los monjes (budistas siempre) tenían amaestrados a los felinos para que brincaran a través de arandelas, pero llegas y no ves nada así: los religiosos van un lado y los mininos (unos cuantos) por otro. El espacio en sí tiene su gracia, así en la penumbra y con muchas estatuas de oro polvorientas. No es tan hortera como los templos.



Indain es el sitio más lejano al que he llegado; es un pueblo donde hay muchísimas estupas, pero cientos, como un bosque. Algunas son nuevas y otras están en ruinas, y la mayoría conservan estatuas de Buda en su interior. En la entrada, a través de un pasillo larguísimo y lleno de puestos de recuerdos que conduce a la pagoda, un cartel y un señor dicen que hay que pagar 500 kyats por la cámara, tableta o móvil que se lleve encima. Son 30 céntimos de euro, en realidad, pero yo solo llevaba un billete de cinco mil y el hombre no tenía cambio, así que me ha permitido pasar.




A mitad del largo pasillo de entrada, que está lleno de vendedoras, como es costumbre, pero más pesadas que la media, me he dado cuenta de que podía salir por un lateral y ver, de una vez, el bosque de estupas. Y qué bosque, es como un cementerio pero con pagodas en vez de lápidas, muy adornadas algunas. Ya de vuelta me he cruzado con dos ancianas recogiendo leña y me han permitido hacerles una foto, una fumando y todo.




Aunque en Internet se lee un poco menospreciado, para mí la parte más chula de esta excursión han sido los talleres de artesanía. He visitado el de plata, el de los cigarrillos y el de los tejidos con fibras de loto. Es muy interesante ver el proceso de elaboración de estos tres productos, todos muy complicados de realizar.






Sobre todo el de la plata y del loto, porque hay que ser muy preciso y minucioso. Y paciente. En hacer una bufanda se tarda un mes, por eso su precio es siete veces superior al de la seda. Y vaya. Un pañuelo: 200 dólares el más barato. En la plata igual: la cadena que me gustaba más costaba 30 dólares. Lo que sí he comprado es una caja de cigarrillos de sabores: plátano, canela y anís. Huelen muy bien, el chico era majo y el precio, razonable.





He almorzado en el restaurante que el barquero ha elegido: uno flotante de cuyos lavabos sale agua amarilla. Estaba un poco precario todo, pero la sopa de fideos shan que han servido estaba buenísima, así que se le perdona.



En Nyaung Shwe, que es la principal ciudad de esta región y donde yo me he alojado, se puede visitar el mercado Mingalar. Es el más popular y grande, se vende principalmente comida y lo he pasado como una enana retratando a las tenderas. Todas me han dado permiso para hacer fotos, son encantadoras. Además, he comprado a un matrimonio jovencito el colgante que me había gustado en la fábrica del lago, pero más barato. He pagado nueve dólares por él y por un anillo cuando allí me pedían 30 solo por el primero.




Luego, en verdad este es un mercado como cualquier otro, con su pescados abiertos en canal y llenos de moscas, la fruta y tubérculos y hierbas (la mayoría desconocidas para mí), los colgajos de carne… Y flores, muchisimas flores.




Justo en la esquina de enfrente del mercado hay una cafetería nada turística, al contrario, muy local. Me he arriesgado a pedir café y ha sido un acierto porque no solo está bueno, sino que me han sacado un montón de bollos caseros, entre ellos, unos que me recuerdan a mi pueblo, así como perrunillas, y unas empanadillas rellenas de coco.


Tras almorzar otra sabrosísima sopa de fideos shan en otro puestito mugriento de mesas bajas, me he aventurado a visitar el famoso monasterio de las ventanas redondas, a 2,5 kilómetros del pueblo. Y para ellos he vuelto a utilizar la bici, que he alquilado en el mismo negocio de la primera vez. Es un poco más caro que el resto que hay en Nyaung Shwe (cuestan siete kyats por día, unos cuatro euros) pero son los únicos que tienen bicis de montaña con marchas y están en perfectisimas condiciones. Además, los dueños son encantadores.



En el monasterio de las ventanas redondas habitan varios monjes novicios, apenas preadolescentes, cuando no niños muy niños. A mi llegada debían estar en su rato libre porque se encontraban viendo la tele unos, jugando a una maquinita de videojuegos otros y uno durmiendo.




En este monasterio hay una estupa cuyas paredes están cubiertas de mini budas de plástico metidos en huequecillos. Y con el nombre de gente random, también españoles, supongo que se paga para que te ponga eso. Tétrico.




La siguiente visita ha sido a unos viñedos de la zona, los de la bodega Red Mountain, desde donde hay muy buenas vistas. Lo que pasa es que también te encuentras con mucho guiri, mucho birmano pijo de postureo y el vino, encima, es asqueroso y caro. He pedido lo más barato que había: una degustación de cuatro caldos… Y me han sabido a vino peleón, a peleón con azúcar, a chorizo ahumado y a ahumado con jabón de fregar, por este orden. Así que me he marchado en seguida. Por dios, qué malos.





Gracias a que llevaba una buena bici con cambio de marchas, etc, he podido explorar caminos llenos de barro, y he descubierto entre otras cosas unos paisajes preciosos y solitarios en medio de campos de arroz. Y tras esta vuelta ya he regresado, aunque antes he tenido tiempo de probar el Choice Coffee Myanmar, una cafetería hipster recién abierta, muy mona y con café delicioso. Espero que a las chiquillas les vaya bien el negocio. Siguiendo con la linea de comer como si no hubiera un mañana, he cenado una pizza en Asiático, un pub de moda. Muy buena, viene bien si ya vas harta de arroz.



Hasta aquí el lago Inle. Tengo que volver para ver a los pescadores y para escribir reportajes, aquí hay mucho que contar y es un lugar donde se está muy a gusto.
Coste de vida en el lago Inle (II)
- Caja de puros: 15.000 kyats
- Gotas para el oído en una farmacia: 1.500 kyats
- Almuerzo en restaurante local: 11.000 kyats
- Excursión en barca día entero: 20.000 kyats
- Billetes de autobús de Inle a Mandalay: 18.000*2= 36.000 kyats
- Galletas y leche: 1.700 kyats
- Cerveza y zumo: 4.000 kyats
- Cena en restaurante Sunflower: 9.000 kyats
- Dos cafés en Thukha Caffee: 3.000 kyats
- Anillo y colgante de plata en el mercado: 17.000 kyats
- Dos sopas de noodle Shan en puesto callejero: 3.000 kyats
- Alquiler de dos bicis de montaña medio día: 14.000 kyats
- Cata de vino malo Red Mountain: 5.000*2= 10.000 kyats
- Dos cafés en CCM: 3.000 kyats
- Cena de pizza, cerveza y limonada en Asiatico: 13.700 kyats
- Lavandería en el Inle Inn: 4.900 kyats
- Alojamiento Inle Inn dos noches habitación doble: 70.470 kyats
- TOTAL: 237.270 KYATS O 140,2 EUROS