Aventuras en un Congreso: despedida y cierre

Una semana después del fin del Congreso me veo obligada a contar un poco cómo fue la traca final, no puedo seguir con otras historias sin hablar de los momentos chispas. No obstante, hay un magnífico video que se curró mi compañero Alex (repito: el «cámara» de Diariocritico) que ilustra muy bien el espíritu de amor y concordia —y sueño— de esos días en Comillas.

En cuanto a las historietas destacadas, he de contar el buen rollo que me dio el ex presidente colombiano Ernesto Samper. Sé que siempre fue sospechoso de financiar su campaña con dinero proveniente del narcotráfico, pero yo no le pregunté por esos temas espinosos, mi relación con él se limitó a hacerle unas fotos y facilitar entrevistas a la prensa. Buen rollo y amor. Antes de irse, nos hizo llegar a las chicas de prensa y de producción unos regalillos. El mío fue una pulsera dorada de estilo precolombino. Muy mona. Qué majete el tío.

Quien sí me pareció un crack en todos los sentidos fue Fermín Bocos. Este periodista ahora se dedica a escribir libros e impartir la asignatura de Producción Audiovisual en la Carlos III. Salimos de fiesta el viernes unos cuantos y acompañados de un copazo me dio una lección magistral de Periodismo. Le agradezco mucho los consejos, la verdad, no todos los días un gigante del oficio te da una clase particular de tal calibre. Espero volver a encontrármelo alguna vez.

Otro crack: Antonio Resines. El actor es cántabro y amigo del jefe, por lo visto, así que vino a dar una charla el domingo sobre cine. Muy cercano, tampoco demasiado extrovertido. Hay que ver… ¡menudo famoseo que andaba por el Congreso!

Antonio Resines haciéndose una foto conmigo :P

Antonio Resines haciéndose una foto conmigo 😛

El domingo, la verdad, fue el día más surrealista porque no había programa. En teoría, Diariocritico tenía que darle un premio a Felipe Calderón, presidente de México, en Santillana del Mar, en compañía de ZP. Allí nos fuimos todos y al llegar vimos el enorme despliegue de seguridad y de «señoras que aplauden a los políticos» que se habían juntado en un sitio tan pequeño como Santillana. Allí me lié un poco y me separé de los congresistas, y no sin esfuerzo y alguna pelea con los seguratas de la Cumbre que estaban custodiando el Parador, conseguí llegar a la puerta del mismo y juntarme con mis súper jefes. Allí se iba a dar el acto, que no sabíamos muy bien de qué iba y eso que éramos nosotros los ideantes… El caso es que al final me lo perdí todo porque sólo dejaban entrar a 12 personas y yo, que en principio iba para hacer las fotos, perdí mi pasaporte al mundo de la gente importante cuando nos dijeron que estaba terminantemente prohibido tomar imágenes. Aún así, y jaleada por Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en Cuba, intenté pasar en plan paparazzi, pero sólo me llevé otro rapapolvo de otro segurata diferente y me vi muy cerca del destierro, así que no insistí. Creo que no tengo tanta alma aventurera, después de todo.

Dándole al tema.

Dándole al tema.

Tampoco fue un gran problema; me cogí a mi compi Lourdes y a unos cuantos congresistas que quedaron fuera y me los llevé de sidras por Santillana, jeje. Y al final, tuvimos foto gracias a la caradura de mi presi, que sacó el móvil en el momento justo en que ZP le entregaba el premio a Calderón. Y así, 15 minutos después, Diariocritico.como abría con la noticia: «La Cumbre UE-México arrancó con la entrega del premio a Calderón» y esta imagen:

El Jáuregui no cabía en sí de orgullo y satisfacción por darle un premio al presidente mexicano.

El Jáuregui no cabía en sí de orgullo y satisfacción por darle un premio al presidente mexicano.

Después de este solemne acto, tuvimos la mejor comida de la historia porque por primera vez en tres días no estuvo acompañada de coloquio. Pudimos comer y hablar libremente, y eso, amigos, no tiene precio. Lo malo es que algunos nos pusimos malos, y yo me marqué un fin de Congreso llamando a Juan insistentemente. Y conmigo, otros tantos.

En fin, esta jarana se acaba. Ya que estoy, mando un «¡mil gracias!» a mis compañeros de Diariocritico Lourdes y Alex, Pablo, Laura y Emilio, a Yolanda y Miriam de Atlanta, a todo el equipo de Buena Onda y a las tres becarias cuyo nombre no recuerdo. Todos curraron mogollón y se merecen un piso en la Castellana.

Mujeres en el Congreso.

Mujeres en el Congreso.

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