Vivencias en un congreso de verdad, II

Segunda parte de esta locura que se llama V Congreso de Nuevo Periodismo. Ayer el día se hizo largo, muy largo, porque empezó a las 8 de la mañana en un Palacio de Sobrellano que había que poner con pinta de sitio para congresos, y terminó con una cena coloquio donde vi a más de uno dar cabezadas de sueño desde su puesto en la mesa presidencial…

Yolanda y yo seguíamos prácticamente solas el jueves por la mañana. Por suerte ya habían llegado los luceros y los del ruido, es decir, los técnicos encargados de dar luz, sonido, internet y traer la tecnología a un palacio del siglo catapún chin pun. Aún así, nos dimos cuenta en seguida de que hacían falta manos, más que nada porque dos mujeres como nosotras, es decir, no muy fuertes (pero no por ello menos bellas y pluscuamperfectas) no podíamos retirar solas todos los muebles del palacio. Necesitábamos chicarrones del norte, y esa fue mi primera tarea. Tuve suerte y conseguí rápido a dos orcos de Mordor que se han ganado un dinerillo por hacer de forzudos.

El resto de recados de producción fueron de lo más variopintos: imprimir carteles, conseguir unas plantas que al final no hicieron falta, preparar las bolsas con regalos para los invitados (110 bolsas… un rollo, vamos), controlar que llegaran las famosas 500 botellas de agua sanas y salvas, conseguir tazas, cucharillas, copas, café y enseres parecidos… Todo fácil, salvo si partimos de la premisa de que el presupuesto era cero. Pero como llevo la producción en la sangre, lo hice todo muy rebien y me quedé satisfecha y feliz.

Pensábamos que íbamos a conseguirlo, pero a las cuatro y media de la tarde, cuando vino «el gran hacedor» (mi jefe) a controlar Sobrellano, el sitio ya tenía mejor pinta, con sus carteles, su mostrador con las acreditaciones, las mesas de conferencias, el ADSL montado, etc, etc.

Y a esa hora también fueron llegando los invitados, los ponentes y, lo más importante, !mis compañeros! Desde entonces, he pasado de ser la ayudante de producción a ser de nuevo la pseudoperiodista y pseudofotógrafa. Mi primera misión fue inmortalizar un acto en el Ayuntamiento de Comillas esa misma tarde porque nadie se molestó en contratar un afotador.

Fernando Jáuregui y la alcaldesa de Torrelavega. / © Lola Hierro.

Fernando Jáuregui y la alcaldesa de Torrelavega. / © Lola Hierro.

Después de eso tuvimos la primera cena coloquio, y a riesgo de un despido fulminante y doloroso, he de decir que es la peor idea del mundo mundial . Y hoy que hemos hecho almuerzo-coloquio, me reafirmo. ¿Qué ocurre? Pues que los participantes en el Congreso se pasan el día hablando en las ponencias, escuchando en las ponencias, opinando en las ponencias… y cuando llegan a comer quieren… pues eso, comer. Y es muy martirizador querer estar de casquera con el de al lado y sin embargo no poder porque un señor muy respetable te está mezclando la merluza al ibérico con las nuevas técnicas para buscar en Google. Y eso sin contar el sueño que te entra… hoy al mediodía nos hemos metido entre pecho y espalda un cocido montañés (y yo dos platos, ea!) Bueno… pues nadie sabe el sueño que da una charla de estas cuando estás con el cafelito justo después de haberte puesto hasta las patas de alubias. Yo tengo la esperanza de que los grandes jefes de este sarao se apiaden de nosotros y lo acorten al máximo. Cuando sea famosa e importante y haga congresos, eliminaré del programa cualquier plan que tenga atisbos de mezclar comida con conferencias.

En fin, por lo demás, la cosa va bien. En el gabinete de prensa que hemos montado mi compañera Lourdes y yo tenemos tres becarias. Y como a los becarios se les puede mandar cualquier cosa, vamos bien. (Lo siento, yo también sufrí en mis carnes el estigma de «la becaria», os fastidiáis). El caso es que me he apañado para que hoy «sólo» me haya tocado hacer la nota de prensa de la inauguración de Revilla y la de la lectio brevis del ex presidente colombiano, Ernesto Samper. Y entrecomillo el sólo porque la charla ha sido cualquier cosa menos brevis. No ha habido mayor problema, ya que dentro de lo malo, lo que ha contado Samper era interesante. No doy más detalles del discurso, quien quiera enterarse de a qué viene lo de: «somos los mayores expertos en narcotráfico» que consulte Diariocritico.com (¡toma publicidad subliminal!)

Los curritos y Constantino, presi del grupo Diariocritico.

Los curritos y Constantino, presi del grupo Diariocritico.

Con lo que sí lo he pasado peor ha sido con la intervención de Revilla. Primero, porque ha dicho lo mismo de siempre, nombrando a todos los cántabros ilustres que ya me sé de memoria cuan lista de los reyes godos, contando la historia de Beato de Liébana y alguna más. Y segundo porque casi no ha dicho nada relacionado con el Congreso. Revilla está en la parra, pero eso es algo conocido ya por la humanidad entera. El caso es que me lo he quitado de encima más tarde que pronto, pero bien.

Y ahora, después de comer, me he colocado aquí muy rebien a escuchar la mesa que modera mi querido presi del grupo Diariocritico, Constantino Mediavilla. Ahora mismo, mientras escribo este desvarío de blog, están enzarzados en un debate del que no me estoy enterando el periodista Fermín Bocos y un ponente llamado Carlos Barrabés que no sé quien es pero han dicho algo de que es uno de los hombres menores de 40 años que podrían cambiar el mundo según no sé qué revista o estadística o informe.

La verdad, me da rabia porque hay muchas anécdotas surrealistas que quería contar pero se me van olvidando todas con tanto ir y venir y tanto desbarajuste por todas partes. Porque desbarajuste hay un rato, aunque sólo a nivel staff. Conferencias que se retrasan o que cambian en el último momento, cables alargadores que empiezan a oler a quemado, marrones de última hora, en definitiva.

La gente importante. / © Lola Hierro.

La gente importante. / © Lola Hierro.

En fin, esta ponencia ya se acaba y ahora no sé qué toca, pero seguro que me hacen mover el culo, así que dejo aquí esta crónica subjetiva e irresponsable de este congreso. Me voy pero… ¡volveré!

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