En África hay muchas clases de negros. Como de blancos en Europa, vamos. En Etiopía, también. Están los etíopes y eritreos que se denominan a sí mismos «habesha» porque comparten raíces semíticas. Ellos suelen tener la piel más clara, los ojos grandes y las narices más puntiagudas. Luego hay otros como los gumuz, que tienen una piel negrísima, como el betún, narices más chatas… Se parecen más a los vecinos del Sudán y, de hecho, la mayoría de ellos están repartidos en la frontera con este país, junto al Nilo Azul. A ellos les hice una visita hace unos días para conocer cómo viven, cómo son sus aldeas… Una no para de descubrir cosas nuevas en este país.
¿QUIERES LEER EL RESTO DE ESTE RELATO?
Lo puedes encontrar completo en mi primer libro: El tiempo detenido y otras historias de África.
A partir del 16 de mayo estará a la venta en librerías tradicionales y online.
I: Del miedo al amor en Addis Abeba
II: Las historias ocultas de Addis
III: Crisis de valores en la Etiopía rural
VI: Las hadas madrinas de Nekemte
VII: Ataklti, el huérfano de Aksum
VIII: Un padre para los niños perdidos – En el libro El tiempo detenido
IX: Los más negros son los gumuz – En el libro El tiempo detenido
Bonus track: ¿Cuánto cuesta viajar por Etiopía?
ETIOPÍA EN IMÁGENES: Todas las fotos del viaje, aquí
Espero no ser pesado. Sólo te dejo esta vez una pequeña vivencia. He estado leyendo un libro de un colega tuyo sobre África, Xavier Aldekoa, «Océano África». La verdad es que muy bueno, pero muy duro. Parecería mentira, pero debido a que estoy pasando por un mal momento personal, lo he tenido que dejar de leer, porque la miseria que relataba hacía que el ánimo se me viniera aún más abajo.
Tus relatos me permiten volar a aquellos tiempos en que estaba en Etiopía, y descubrir que el ser humano aún tiene grandes posibilidades de convivir y ser feliz consigo mismo y con los demás, simplemente, como he dicho antes, conviviendo.
Por eso, te tengo que agradecer todos los relatos. Son duros, pero llenos de esperanza. Los comparto con toda la gente que puedo no sólo para que conozcan realmente lo que es África, sino para que vean que también se puede hacer mucho con muy poco.
Bueno, un fuerte abrazo, y hasta la próxima.
Hola de nuevo; disculpa, he estado muy liada y no he hecho ni caso al blog, pobrecito. Sabes qué? Yo también empecé a leer Océano África y también lo dejé porqeu también estaba pasando un mal momento personal… pero hace poco lo retomé y lo he terminado, y me siento muy orgullosa porque soy capaz de leer de nuevo sin desconcentrarme.Buena señal. Yo te agradezco a ti tus comentarios y todo lo que me dices; es un aliciente para seguir. Te mando un abrazo y mucho ánimo, y espero no dejar de encontrarme mensajes tuyos! 🙂
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