Recorriendo la isla de Skye

Este día es el día de la excursión organizada por la isla de Skye, la única que he hecho en este viaje y, yo creo, en toda mi vida. En líneas generales merece la pena hacerla si no tienes un coche en la isla para moverte a tu aire porque te permite visitar lugares que quedan completamente fuera de tu alcance si usas transporte público, pero no deja de ser una vista general de algunos puntos de la isla. Yo me he quedado con ganas de conocer mejor The Quiraing, al que solo me he asomado y tenía una pinta buenísima, los montes Cuillins, pues casi ni me he enterado de nuestro paso por ellos, el castillo de Dunvegan, que he visto a lo lejos, o el faro de Neist Point y sus vistas a las Hébridas exteriores, no incluido en esta incursión y que para mi es un lugar de imprescindible visita. Por lo menos hemos conocido muchísimos sitios y he pasado un día muy divertido con mis compañeros de excursión.

Mi guía, Donald Nicholson de Skye Scenic Tours, me ha recogido en el hostal a las diez de la mañana y hemos emprendido la marcha. En su todoterreno éramos Karla (mejicana), Virginia (belga), John y Kay (Maryland EE UU) y Helen, Vivian y Kate, tres chinas que estudian en Edimburgo y que para mi que nos han dado nombres falsos. Hablaban muy mal inglés así que las pobres han interactuado poco y se han dedicado a hablar entre ellas todo el tiempo. Yo he hecho migas con Karla y Virginia, que es una mujer simpatiquísima. Tiene 42 años que no aparenta por ningún sitio y mucho sentido del humor; en cada sitio al que hemos ido, planeaba construirse una casa, cada uno le ha gustado más que el anterior.

Karla, por su parte, está en Escocia porque acaba de terminar un máster sobre comportamiento animal en la Universidad de Edimburgo. Vuelve a casa en diciembre, pero ahora está recorriendo por su cuenta las islas Hébridas y ha visto lugares preciosos. Me ha recomendado uno que se llama Berarey, donde hay solo 135 habitantes, aunque ella no vio ninguno, solo convivió con focas y nutrias y hasta el hostal estaba vacío; pagó a un cajero automático en vez de a una persona.  Del matrimonio estadounidense solo sé que él trabajó una temporada en Extremadura como ingeniero y que les mola Obama. Y ella una vez se emborrachó tanto con una botella de Southern & Confort, que vomitó. Me lo ha contado en el baño de una destilería después de que yo explicara en el coche que no quería ni oler el whisky. John es un hombre muy simpático, me ha contado historias de sus viajes a Perú y a Grecia, país del que está enamorado y, sobre todo, de las islas de Hidra y Epicuro, que asegura no me puedo perder.

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Virginia y yo en The Quiraing. 

Como la excursión ha sido larga, voy a hacer una pequeña mención a cada sitio que hemos visitado:

Glen Faerie o valle de las hadas. Es un encantador valle cuajado de minúsculas colinas que parecen montañas en miniatura, por lo que da la impresión de que te has convertido en Gulliver en el país de los liliputienses. Los árboles tampoco son muy altos, algo que contribuye a aumentar este efecto.

El valle de las hadas. ©Lola Hierro

Todo en miniatura en Glen Faerie.©Lola Hierro

The Quiraing. Lo mejor de Skye, para mi gusto, y eso que solo vi el comienzo de la ruta. Es algo sobrenatural, un paisaje de ensueño con unas vistas impresionantes y un verde imposible. Me he quedado con ganas de hacer una ruta para conocer algunas formaciones rocosas como la mesa o la aguja. Aquí hemos vivido un episodio muy divertido con un grupo de japoneses que querían que les sacáramos una foto pegando un salto todos a la vez. Ha sido bizarro.

La carretera para subir a The Quiraing atraviesa un paisaje de película. ©Lola Hierro

The Quiraing. ©Lola Hierro

Los japoneses saltarines. ©Lola Hierro

Staffin. Una playa de arena negra muy bonita con un islote frente a ella en la que hay una casita y una barca vieja. Me pregunto quién ser el loco que vive allí. En la arena hay infinidad de gusanillos, como lombrices hechas del propio barro. John nos ha aclarado que son excrementos de almeja O_o cuando Virginia ya los había tocado. Esta playa es famosa porque en ella se encontraron huellas fosilizadas de dinosaurios con una antigüedad de unos 165 millones de años.

Kilt Rock. Es un famoso acantilado con forma de falda y colores de las típicas faldas escocesas que se puede observar muy bien desde un mirador situado a un kilómetro aproximadamente. Está formado por rocas de basalto verticales con una característica muy curiosa: suenan. En el mirador, a veces, se puede escuchar un sonido muy melancólico que se produce cuando hay viento fuerte y azota la barandilla del mirador, lo que produce un sonido metálico y continuo de un solo tono.

Un pequeño puerto natural. ©Lola Hierro

Playa de arena negra de Staffin. ©Lola Hierro

Los acantilados de Kilt Rock. ©Lola Hierro

Lealt Falls. Son unas cascadas que me han dejado un poco fría; ni fu ni fa porque desde nuestra posición no podía verlas bien. Al menos aquí he conseguido fotografiar una oveja. Si alguien visita estas cataratas, que se moleste en bajar al nivel del mar; nosotros nos hemos quedado arriba y no se ve gran cosa.

Old Man of Storr. Me quedo con mi excursión de ayer porque esta vez solo lo hemos visto de lejos, desde la carretera. Muy descafeinado.

The Old Man of Storr se ve chiquitito, al fondo. ©Lola Hierro

En este punto, hemos regresado a Portree para comer. Carla, Virginia y yo nos hemos decantado por un suculento plato de fish and chips en el puerto. Hemos comido muy a gusto en el muelle hasta que nos han empezado a acosar las gaviotas y hemos tenido que salir de allí por patas. A continuación hemos visitado la parte oeste de la isla:

Black y Red Cuillins. Son las cadenas montañosas más grandes de Skye, sobre todo las negras. Se llaman así por sus colores; las primeras de basalto y las segundas, de granito. Insisto en que, lo que merece la pena aquí, es hacerse una buena ruta para conocerlas bien, algo que me ha sido imposible por falta de tiempo y de medios. Me lo dejo pendiente para la próxima visita.

De excursión por los Cuillins. ©Lola Hierro

Yo me quiero perder por aquí. ©Lola Hierro

Los Cuillins y las chinitas.©Lola Hierro

Dun Beag Broch. Si algo tiene este rincón de Skye es el paisaje idílico y, por supuesto, ovejas. Son las ruinas de lo que un día fue un fuerte, y aún hoy se pueden distinguir dos niveles en la torre y unas escaleras de piedra en perfecto estado. Se cree que fue construido cientos de años antes del nacimiento de Cristo, pero fue reutilizado en tiempos medievales. Desde luego, su posición estratégica es evidente en cuanto se echa un pequeño vistazo a los alrededores.

¡Por fin fotografié una oveja! ©Lola Hierro

Atardecer en Dun Beag Broch. ©Lola Hierro

Las chicas en Dun Beag. ©Lola Hierro

Destilería Talisker. Es una de las muchísimas destilerías y tiendas de whisky escocés que hay por aquí. No tiene nada de especial que no tenga otra; de hecho, parece la típica parada que te hacen en las excursiones contratadas en el sureste asiático en la tienda del primo o el cuñado del guía. Estuvimos un ratito visitando la tienda, que tenía todo lo habido y por haber en materia de whisky. La visita a la destilería cuesta 4 libras pero yo no la hice porque no había tiempo y porque tampoco me interesa especialmente este asunto.

La tienda de la destilería. ©Lola Hierro

Unos mochileros descansando en los alrededores de la destilería Talisker. ©Lola Hierro

Castillo de Dunvegan. En la costa oeste de la isla, el castillo pertenece a la familia McLeod desde hace más de 700 años y es la fortaleza escocesa que lleva más tiempo habitada. Puede visitarse solo desde 1993, y desde entonces se ha convertido en una de las atracciones más visitadas de Escocia. Por aquí han pasado personalidades como Walter Scott, Isabel II o el emperador japonés Akihito. En su interior se exponen algunas reliquias como la fairy flag o bandera del hada de Dunvegan, del siglo XIII aproximadamente. La leyenda cuenta que un hada se casó con uno de los jefes del clan McLeod, pero después de 20 años esta se vio obligada a dejarle y volver al país de las hadas. En su despedida le dio la bandera y le prometió que, si la agitaba en situaciones de peligro, le ayudaría hasta tres veces. Ganaron dos batalla y aún tiene que ser agitada una última vez.

Castillo de Dunvegan. ©Lola Hierro

Como colofón, he de decir que por fin he visto vacas con flequillo, pero estaban un poco lejos y no querían ponerse frente a nosotros, solo nos daban la espalda y el culo, así que las fotos que he hecho no son muy allá. Qué pena, yo quería un retrato.

¡Por fin! ¡Una vaca con flequillo! ©Lola Hierro

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7 respuestas a «Recorriendo la isla de Skye»

  1. Flor Tanoira

    Hola, en el 2018, vamos en familia desde Mérida Yucatan México, a Escocia, por lo que he visto, estoy planeando llegar estar 3 dias en Edimburgo, luego Inverness 2 dias incluyendo Urquhart, mis hijos de 15 y 10 años muy interesados en el mounstro de Loch Ness y luego vijar a Fort Willians 1 dia para luego tomar el Jacobita con el tema de Harry Potter y llegar a Maillag viajar a Skye y estar 3 a 4 dias por ahi , que opinas de mi plan ? cambiarias algo , algun consejo? son muchos dias en Skye? luego planeamos volver a Londres , saludos excelente tu trabajo felicidades !! Dios te bendiga
    Flor

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  2. Sergio

    Soy de Argentina y el mes pasado fui a Escocia y me fui guiando por tu blog. Me fue de mucha utilidad y tuve la suerte de ver las vacas con flequillo y poder sacarme una foto! Gracias por todo lo que escibis.

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  3. Pingback: 15 curiosidades que hacen única a Edimburgo | Reportera nómada

    • Lola Hierro Autor de la entrada

      Lo hice por correo electrónico,Laura, pero en los hostels siempre te facilitan información sobre agencias con las que hacer excursiones 🙂 Gracias por pasarte!!!

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