Hace exactamente un año comenzaba a escribir este blog. Era un momento muy crítico, mis últimos meses habían constituido el inicio de un camino, de un despertar al mundo, de ese proceso intenso, terrible, doloroso y placentero de quitarse la venda de los ojos y mirar dentro de ti. No ha sido fácil.
Para el 2010 recuerdo que deseaba “mucho sentir” a mi gente cercana, y me proponía como meta abandonar el escepticismo. Ahora, con las aguas de nuevo en su cauce, puedo decir que ha sido la etapa más intensa de mi vida: he vivido experiencias únicas, buenas y malas. Más que eso, las primeras han sido sublimes, maravillosas, delirantes… y las segundas han sido tristísimas, oscuras y muy angustiosas. En 2010 es cuando más he llorado –aunque no siempre de pena-, pero también cuando más he sonreído. Ha habido quienes me han dañado y quienes me han hecho heridas cuyas cicatrices estarán toda mi vida, ha habido de quienes he aprendido mucho, y ha habido quienes me han hecho inmensamente feliz. Todos ellos y ellas son en parte responsables de lo que ahora soy, de la mujer en que me he convertido.
Pero sobre todo, he estado yo. Yo sola he recorrido un largo camino. Los primeros pasos los dio una chica vulnerable, insegura, destrozada emocionalmente y sin energía. La que ahora camina es una mujer que conoce sus fallos, sus errores, también sus cosas buenas, y que toma decisiones con seguridad, que sabe que hay momentos críticos pero que también acaba encontrando la fuerza necesaria para salir de ellos. Y por eso, independientemente de todos mis defectos, que los tengo y son bien grandes, en esta recapitulación de año lo primero que pienso es que estoy muy orgullosa de mí misma porque he salido airosa, fuerte, renovada y llena de vitalidad del año más complicado de mi existencia. Y lo he hecho sin pastillas y sin parches, encontrando esa fortaleza que me decían que tenía y que yo no sabía dónde.
Este blog se bautizó Desaprendiendo porque yo pretendía soltar lastre, soltar todas las enseñanzas e ideas impuestas por mi entorno durante mi vida, mirar dentro de mí, decidir qué es lo que quiero, quedarme con ello y borrar del mapa lo demás. Y ser feliz. Hoy puedo decir que lo estoy consiguiendo. Me hallo en pleno proceso, y aunque el camino sigue siendo largo –de hecho, creo que nunca termina- poco a poco siento mi cabeza más ordenada y más en consonancia con mi corazón, me siento más feliz, más tranquila, más realizada y con las ideas más claras.
Este año ha habido personas que me han demostrado AMOR con mayúsculas. Ellos y ellas saben quienes son. Gracias a su apoyo no me he hundido en las tinieblas. A todos ellos, a los que de verdad están ahí, los que me han querido y han confiado incluso cuando sólo les mostraba mi peor cara, les doy las gracias. Más que eso, les debo mi felicidad y mi serenidad, mis ganas de vivir. Y por eso les deseo para este 2011 que tengan ni más ni menos que lo que ellos me han dado, porque es la sensación más grande, bonita y pura que conozco. Si pudiera regalaros algo, sería eso. Y si puedo ayudaros a conseguirlo, nunca dudéis en llamar a mi puerta.De todas formas, yo estaré pendiente.
Y ahora… a seguir caminando. Y desaprendiendo. Feliz 2011.
Feliz 2011
🙂