Son mujeres anónimas. Día tras día, peinan en silencio el lecho marino que las aguas del Índico dejan al descubierto cuando se retiran durante la noche. Desde la línea de playa, solo se alcanzan a distinguirlas levemente, como cabezas de alfiler, moviéndose de un lado a otro en el horizonte. Quienes tengan ánimo madrugador las verán con las primeras luces del día caminando trabajosamente por la arena, descalzas, y arrastrando un saco vacío. Las aves nocturnas, por el contrario, también las encontrarán cuando cae el sol. Siempre al vaivén de las caprichosas mareas. Y así adornan la costa oriental zanzibareña cualquier día del año.
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Excelente… Gracias Lola!
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