2013: repaso del mejor año de mi vida (de momento…)

Todo el mundo está haciendo balance de su año en Internet, ya sea en las redes sociales con un comentario más o menos extenso o con una entrada en sus blogs. Me gustan, sobre todo, los  que hacen los blogueros de viajes que voy conociendo por estos mundos cibernéticos. He visto listas de destinos espectaculares, ¡hay gente que ha tenido un año llenito de kilómetros! Yo he pensado que quería copiarme y hacer mi propia lista, pero en seguida me he dado cuenta de que me quedaría muy corta si me limitara solo a mis destinos de este año. 2013 ha sido el mejor año de mi vida por todo lo que he vivido personal y profesionalmente. Los viajes han llenado solo una pequeña parte de mi tiempo, un tiempo que he ocupado casi al completo a trabajar en el diario EL PAÍS y, por ende, a vivir algunas de las experiencias más emocionantes de mi vida.  Ha sido, de lejos, el mejor año de esta reportera nómada. Yo solo pido a 2014 mantenerme igual, que ya es mucho.

Estas son las cosas que me han pasado en 2013…

Comencé enero con más miedo que vergüenza trabajando para la sección de Local de mi diario. Mis primeros reportajes fueron gastronómicos y me permitieron conocer dónde sirven los mejores platos de cuchara de la capital, donde se corta mejor el jamón ibérico y dónde se venden los mejores productos ecológicos. También tuve tiempo para dedicarme a fastidiar al Ayuntamiento y la Comunidad, y así publiqué pequeñas historias que ayudaron a mejorar la calidad de vida de personas anónimas, como cuando el Gobierno regional quiso cobrar un alquiler injusto a los ancianos de los pisos tutelados, como cuando a la mamá de la pequeña Carlota le dijeron que no pondrían una enfermera para su hija en los cursos de inglés de Semana Santa que imparte el Ayuntamiento pese a que están destinados a niños con necesidades especiales como ella, o como cuando conseguimos que la Sierra Norte no se quedara sin su helicóptero de emergencias.

Trabajando: Con Bernardo Pérez haciendo un repor sobre jamón. Con compás periodistas en Gibraltar. Con mi Rafita de EFE cubriendo un Rodea el Congreso.

Trabajando: Con Bernardo Pérez haciendo un repor sobre jamón. Con compás periodistas en Gibraltar. Con mi Rafita de EFE cubriendo un Rodea el Congreso.

Además, revelé que Ana Botella había desviado 4,1 millones de euros de ayudas sociales a imprevistos sin decir ni mú, que la adopción internacional llevaba cuatro meses atascada por una traba burocrática y, por desgracia, también tuve que informar del ERE de Roca, que dejó en la calle a 249 personas, de que la pobreza en Madrid no dejaba de aumentar y de las dificultades de los libreros para sostener el negocio.  El reportaje Trabajo para los olvidados puso de relieve los esfuerzos de ONG con presupuestos reducidos para dar un empleo a personas en riesgo de exclusión social.

No todo han sido desgracias en este año. También he vivido momentos divertidísimos cuando, por ejemplo, pude entrevistar a algunos de mis ídolos como Frank de la Jungla, Dave Mustaine de la banda de Thrash Metal Megadeth, el actor Pepe Viyuela o los roqueros hermanos De Castro, fundadores de Barón Rojo.

Algunos entrevistados: el fotógrafo Alberto G. Alix, el músico Dave Mustaine y el defensor de las serpientes Frank de la Jungla.

Entrevistados: el fotógrafo Alberto G. Alix, el músico Dave Mustaine y el defensor de las serpientes Frank de la Jungla.

Trabajando y trabajando, llegaron las primeras escapadas. Primero pasé un fin de semana en Toledo en el que comí de maravilla y visité lugares que ya tenía olvidados. A finales de abril pude emprender una aventura a la que tenía muchas ganas: Marruecos. Me adentré en este país durante diez días con una mochila y muchas ganas de dejarme llevar, y me llevé de vuelta nuevos amigos, un porrón de fotos y, lo mejor de todo: la satisfacción de haber pisado, por fin, un desierto de verdad.

Llegó el buen tiempo y llegaron los cambios: fui destinada a la sección de Política, también conocida como Nacional o España. El lugar donde se cuecen noticias tan importantes como el caso Bárcenas o el accidente de tren de Santiago, que vivimos con gran angustia. Creo que aquí encontré mi rumbo. Primero visité la ciudad amurallada de Ávila para informar de un trágico accidente de autobús. A mediados de verano, el periódico confió en mi lo suficiente como para enviarme a  cubrir la llegada de pateras repletas de personas sin papeles a aguas de Cádiz. Y allí que me fui en la que fue otra escapada de una semana a esta provincia andaluza. Visité Zahara de los Atunes, Barbate, La Línea, Tarifa y Algeciras, pero no como viajera ni como turista, sino como testigo de un fenómeno que, aunque conocía bien, nunca había visto tan de cerca.

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En Marruecos conocí la inmensidad del desierto.

Lo que presencié en esos días estremeció mi corazón y me llevó a tomar la decisión de dedicarme, el resto de mi beca, a contar machaconamente al mundo la situación de extrema vulnerabilidad que viven tantas personas que han emigrado. De esta experiencia nació el reportaje Rumbo desesperado al paralelo 35, uno de los textos a los que tengo más cariño. Por cierto, también en esos días visité por primera vez Gibraltar para informar sobre el conflicto diplomático que llenó páginas de periódicos e informativos todo el verano.

El último cuatrimestre de 2013 ha sido el más intenso. Me tomé unas buenas vacaciones de diez días en Escocia, donde aterricé, de nuevo, con mi mochila, mi cámara y muchas ganas de perderme por ahí conmigo misma. Conocí, otra vez, gente maravillosa que me insufló energías y entusiasmo, y descubrí un territorio salvaje y dramático como el que más.

Entre mis pocas actividades lúdicas, pude escaparme al seminario de fotografía y periodismo que hace cada año mi querido amigo el reportero de guerra Gervasio Sánchez en Albarracín. Allí di un taller con Pierre Gonnord, un retratista de élite, y quedé -sorprendentemente- finalista para una de las becas de fotografía que se dan cada año con mi trabajo sobre las madres de Tirana. Previamente había pasado por Valencia para asistir a otro festival de fotoperiodismo llamado PhotOn, donde afiancé viejas amistades a las que no veo todo lo que me gustaría e hice otras nuevas. Además, he metido un poco el pie en el interesantísimo mundo de los blogueros de viajes. Empecé a asistir a las Tertulias Viajeras que se realizan mensualmente en Madrid y así tuve oportunidad de conocer a otros viajeros igual de frikis que yo. ¡Ya no estaba sola!

Desde aquí, todo se disparó. Un tristísimo accidente en León se llevó por delante la vida de seis mineros, y el periódico volvió a confiar en mi para que fuera y lo contara. Hice lo que pude. Pasé tres días con otra redactora y un fotógrafo trabajando a destajo desde Pola de Gordón, escribiendo sin parar, hablando con mil personas e intentando entender las dimensiones de esta tragedia sin violentar a sus víctimas. Fueron tres días en los que casi no dormí, casi no me cambié de ropa y casi ni comí tampoco. Fue una auténtica locura pero también uno de mis mayores aprendizajes de este año.

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Mi compañera María y yo con Tomás y Yayo, dos ex mineros, en León. / Uly Martín

 

He seguido informando sobre asuntos relacionados con la inmigración en este país, he publicado vídeos estremecedores donde vemos interminables filas de humanos que parecen hormiguitas caminando hacia la valla de Melilla, he contado que los inmigrantes expulsados de la isla de Tierra han denunciado al Estado español ante Estrasburgo, he intentado que no se olvide que un chico vasco llamado Hodei lleva dos meses desaparecido en Bélgica y su familia no para de buscarle, y he intentado ser lo más honesta posible relatando los disturbios de la última protesta de Rodea el Congreso.

También ha habido tiempo para escaparme a Segovia, Santander, AlicanteCórdoba, ciudad que no conocía y cuyas calles, patios, mesones y mezquita me han alucinado, y a Roma, donde he visitado a un viejo amigo y he descubierto rincones que aún no había husmeado como el Trastevere o Monti.

Además, me estrené en el periodismo viajero profesional con un reportaje sobre viajar en coche compartido que me llevó a cruzar España usando este método: desde Almería a Santiago de Compostela pasando por Granada, Córdoba, Sevilla, Mérida, Cáceres, Salamanca, Valladolid, Tordesillas y Orense. Fue una experiencia única y, por primera vez, El País también publicó mis fotografías. Días después salí por primera vez también en las páginas de El Viajero, otra vez texto y fotos, con una guía de Escocia para todos los bolsillos

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Explorando Córdoba.

Mi colofón en este periódico y en este año 2013 ha sido trabajar en uno de los casos del que más orgullosa me siento. Publiqué junto a otros periodistas de Cadena Ser, EFE, Periodismo Humano o Eldiario.es (entre otros) la historia de Manar, una refugiada siria con el 90% del cuerpo quemado a causa de un bombardeo que llevaba dos meses sin salir de Melilla por culpa de la inactividad de las autoridades. En Melilla no hay unidad de quemados y Manar necesitaba atención médica especializada porque vive entre indecibles dolores. Su situación era dramática. Gracias a la presión que ejercimos desde los medios de comunicación, el Ministerio de Interior tramitó en un día su solicitud de asilo para que pudiera desplazarse y ahora, mientras escribo, ella ya está recibiendo los cuidados necesarios para mitigar su dolor. Por casos como el de Manar me merece la pena toda la mierda que a veces me como por ser una friki de este oficio.

Así he clausurado este año 2013, uno de los mejores que he tenido sin lugar a dudas, y quizá en el que más he aprendido y más he crecido personal y profesionalmente. También ha sido un año en el que me he rodeado de personas buenas e inteligentes que me han dado muchísimo. Ahora, con la beca terminada y solo unos cuantos proyectos difusos a la vista, siento un poco de miedo ante lo desconocido pero también una gran excitación por conocer lo que está por llegar, pues tengo el pálpito de que va a ser bueno, interesante y enriquecedor.

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En Escocia aclaré mucho la mente.

Repito que a 2014 solo le pido quedarme como estoy: seguir escribiendo, a ser posible historias que merezcan la pena, seguir viajando más y más, y seguir aprendiendo. Con esto y un poco de salud, ya soy feliz.

No puedo terminar sin un pensamiento hacia quienes no están. Mi querido Enrique Meneses se nos fue a principios de enero y dejó un vacío irrecuperable, pero era ley de vida porque ya estaba muy mayor. No es el caso de mis compañeros periodistas Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricard García Vilanova, secuestrados por una rama de Al Qaeda en Siria hace tres meses. No ha llegado la hora para ellos, así que estoy convencida de que, antes o después, les dejarán en libertad. Espero que sea pronto y que, el año que viene, en mi balance del 2014, pueda escribir que una de las mejores cosas fue volver a verles libres y haciendo lo que mejor saben hacer: contar.

5 respuestas a «2013: repaso del mejor año de mi vida (de momento…)»

  1. Mario

    Sigo tu blog desde hace tiempo Lola! Me alegro de que te haya ido todo tan bien! En 2014 te animo a que visites Cartagena, que pruebes los crespillos y el café típico de los pescadores: el asiático! Y si no la has visitado, Breslavia ( Wroclaw ) otro pequeño lugar con encanto y desde el que te escribo ahora por mi beca Erasmus. Un saludo y Feliz 2014! 🙂

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    • Lola Hierro Autor de la entrada

      Hola Mario! Menuda alegría me dan comentarios como los tuyos, me hace mucha ilusión saber que por ahí hay gente que me lee. Sabes qué? mi abuela nació en Cartagena!! conozco la zona del Mar Menor pero creo que ya va siendo hora de volver! lo mismo que Polonia, le tengo ganas desde hace tiempo y espero que en 2014 pueda ir. Un abrazo y gracias por pasarte 🙂

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