Vivir peligrosamente

Tengo 27 años, soy periodista y he tenido trabajos de todo tipo. He ejercido desde que salí de primero de carrera y me captaron en un diario nacional para hacer la página del tiempo. Lo último ha sido un documental rodado en Albania del que he hablado ampliamente en este blog. Y, en medio, colaboraciones y empleos de todo tipo, desde llevar la corresponsalía de un medio digital madrileño en mi tierra adoptiva, Cantabria, hasta repartir folletos a la salida de los conciertos, sufrir como teleoperadora de una compañía telefónica o servir copas. Y nunca he sentido que estuviera haciendo nada realmente útil. Ni para mi ni para los demás. En las ruedas de prensa del alcalde de turno me preguntaba por qué había diez periodistas apuntando los mismos datos. Total, al final iba a salir la noticia de Europa Press o de EFE. O una muy parecida.

Durante mucho tiempo viví frustrada porque veía que habia invertido muchos años de mi juventud en formarme en un oficio al que no le veía el sentido. Pero este último año todo cambió. Cambió un día de mediados de agosto de 2009, cuando decidí romper con todas las cadenas que arrastraba. Cadenas en todos los ámbitos que me había autoimpuesto yo misma. Fue un proceso muy doloroso, lo sigue siendo aún hoy, porque creo que nunca termina del todo. Durante estos 15 meses hubo personas que me ayudaron a que esas rupturas fueran menos violentas, y otras me obligaron por las malas a cortar las más difíciles, las del corazón. Hubo un punto en que creí que me moría pero lo superé y me he hecho más fuerte. Otras me las quitaron de encima sin haberlo pedido yo, y aunque al principio fue una eventualidad, hoy doy las gracias porque me liberaron.

Así estoy ahora. Mucho más ligera de equipaje que en mi anterior vida. Hace quince meses tenía una pareja estable «de toda la vida», -a la que, por cierto, siempre agradeceré lo bonito que me hizo el camino que recorrimos juntos-, tenía dos trabajos que sumaban una nómina muy interesante, tenía un piso muy grande… y todo estaba bien, sin más. Ahora no tengo nada de eso. De hecho, no tengo ninguno de los dos empleos, no tengo a esa pareja, ni a las que vinieron después, no tengo piso y no tengo un duro. Pero tengo dos cosas mucho más importantes. Una es la seguridad de que sé lo que no quiero, y me estoy aproximando a lo que sí quiero para mi vida. Y la otra es un plan: un billete de avión a Malasia. Sólo ida.

¿Por qué allí? Podría haber sido África o Sudamérica o Europa, el destino es lo de menos, lo importante es que salgo. Porque voy a intentar hacer realidad mis sueños. Y no cuento con conseguirlo, mi objetivo no es llegar hasta el final sino disfrutar el trayecto. He decidido dejar de sentirme inútil a nivel profesional y a nivel personal.

Profesionalmente, lo que quiero es lo que siempre me ha gustado y nunca me he atrevido a decir porque no es «lo normal». Quiero hacer algo por mí misma y por los demás, quiero contar las cosas que pasan en lugares del mundo que no importan mucho porque no son los habituales, o porque no son ricos. Quiero ayudar de la única forma que sé, que es con mi cámara y con papel y boli. Quiero ir a donde no va nadie, porque los despachos de los alcaldes y los ministros ya están llenos de periodistas y yo no siento que haga mucha falta alli. Querría que las noticias que voy a contar no existieran, pero existen y alguien tiene que ponerlas sobre la mesa, alguien tiene que molestar.

Me voy sin padrinos, sin enchufes, sin contactos. Me voy haciendo caso a Enrique Meneses cuando nos echa la bronca a los jóvenes periodistas, diciendo que cojamos carretera y manta y nos arriesguemos, que el periodista no se forma en las aulas sino en las calles. Muchos lo pensamos y yo voy a hacerlo. No soy Joao Silva ni Sebastiao Salgado ni Morenatti ni ninguno de esos grandes. Soy una más en el mundo y no destaco, aún no he hecho nada para destacar. Y no quiero destacar yo, pero sí quiero hacer un trabajo que llame la atención, que sirva para algo, que ayude a alguien, como Gervasio Sánchez con sus Vidas Minadas o Walter Astrada con Madagascar o su Femicidio. Por lo menos tengo que intentarlo. Si fracaso, seguiré con más empeño, de otra manera y, mientras, me ganaré la vida como he ido haciendo hasta ahora: con lo que salga.

Personalmente, este viaje es otro reto si cabe mayor. Porque quiero verme viviendo la vida peligrosamente, como dice Meneses, con muy poco dinero, sin un techo asegurado, con complicaciones y sin saber dónde voy a estar al día siguiente. Necesito ponerme a prueba porque he vivido entre algodones demasiado tiempo, y quiero saber salir yo sola de los problemas, saber que puedo hacerlo; quiero ver qué pasa cuando te encuentras en medio de Asia y tienes que buscarte las castañas. No me gusta ser tan consumista ni tan materialista algunas veces. Quiero quitarme esos vicios, dejar de sentir la necesidad de comprarme algo nuevo porque me gusta pero no porque lo necesite. Quiero aprender a vivir con menos y quiero seguir conociéndome. Antes me odiaba, me odié mucho tiempo, pero un día empecé a dejarme ver y hubo cosas en mí que me gustaron. He de seguir tirando de ese hilo, el que sale de lo más profundo del alma.

Tengo miedo, sería una inconsciente si no lo tuviera. Me voy y no tengo planes a partir del día 22 de febrero. Llegaré a Kuala Lumpur y después… quién sabe. A veces me pregunto si debería hacer caso a mi padre y marchar a Madrid para estudiar una oposición. Pero ya he sentido el vacío que provoca encontrarte encerrada en una vida que no deseas. Es una condena. Voy a contracorriente, me parece, con mi miedo, con mi curiosidad y con mis energías al 110%. Estoy abierta a cualquier proyecto, a cualquier trabajo, a cualquier aventura. Siempre supe que la vida rutinaria no era para mi, pero imaginaba que esa sensación desaparcería porque lo «normal» es la estabilidad. Ya he decidido que no voy a ir por ese camino, me aparto del rebaño y tiro por mi propia vereda. Deseadme suerte, que me va a hacer falta. Voy a vivir la vida peligrosamente.

…mi madriguera tiene cuatro mil ventanas,
para salir corriendo si me viene en gana correr…
y que amanezca si va a amanecer

(Kutxi Romero)

17 respuestas a «Vivir peligrosamente»

  1. Pingback: El año de las primeras veces | Reportera nómada

  2. Pingback: NO QUIERO VIVIR A MEDIAS | Reportera nómada

  3. Pingback: De caos en caos | Reportera nómada

  4. Pingback: ¿Alguien se acuerda…? | Reportera nómada

  5. Pingback: Lola Hierro: “Los emigrantes deberían venir a Europa de manera legal, sin jugarse la vida en el mar” | Iara Búa

  6. Pingback: Por ti no dejaré de soñar | Desaprendiendo

  7. Anonymous

    Lo más difícil ya lo has hecho: tomar la decisión. La verdad que no creo que llores ni una sola noche, aunque es verdad que quizás te sientas sola en algún momento, pero tb es verdad que se está mucho más solo en mitad de una multitud con la que no se comparte nada.. El viento, la luna, los olores o los sonidos de la noche serán pronto tus aliados.Tb te quería decir es: Adios! Me gustó conocerte… Ya no nos veremos.. al menos ya no nos encontraremos ese Jose shqiptare y esa Lola agobiada por lo poco que le iban a dar en el paro… La próxima vez seremos otros y nos veremos en algún otro lado.. y me volverá a gustarme conocerte, de eso estoy seguro. Suerte y sobre todo disfrútalo. Y díle a tu papi que te vas a Asia a hacer unas oposiciones a la felicidad y a la vida.Besicos

    Responder
  8. Nabia Orebia

    Gracias a todos por leer mis desvaríos y por decirme esas cosas tan bonitas!Pablo: un día de estos te explicaré todo lo que me has ayudado a llegar hasta aquí ;)Miki: por supuesto que nos vemos antes de mi marcha. Voy a Madrid pronto y esta vez el tian tian no puede faltar!Rogo: Y a ti qué te digo, si lo vas a vivir todo en primera persona ;)Eva: Lo que más me va a jorobar es echar de menos a mi gente, es lo que peor llevo, pero bueno, volveré. Y tienes razón, hay q hacer lo que sea pero luchando siempre hasta el final. Gracias por tu apoyo niñuca :)Carlos: Estoy, estoy, de hecho no salgo de Santander últimamente, así que cuando quieras!Jaime G.: no veas cómo disfruté el docu, jejeje. Oye, te animo a que salgas como sea. Siempre se sale adelante de una u otra manera, al menos eso me han dicho a mi… glups!Jaime: Sólo por el nombre no caigo en quién eres, pero muchas gracias por tus palabras y tu ánimo. Ahí vamos! A la aventura!

    Responder
  9. Jaime Gonzalez

    Parece que te pasé el documental de James N. en la epoca clave! Vaya sorpresa. Yo acabo de terminar la carrera, estoy preparando oposiciones y me pasa lo mismo…que coño pinto aqui cuando podria estar en Islandia fotografiando volcanes, auroras…(algo mas de naturaleza que lo tuyo, pero el fondo es el mismo). Espero que para verano, pueda irme por alli..o a Escocia, a fotografiar los acantilados, castillos y lagos.Que envidia te tengo! A ver si coincidimos en algun concierto por cantabria antes de que te vayas!!pd: ahora que me fijo en el nombre de tu blog…no pararás en santander por el canela verdad? porque un cliente de ese bar, dado a viajar por todo el mundo solo con billetes de ida, me dijo que hay que viajar para desaprender lo que hemos aprendido 😉

    Responder
  10. Eva

    realmente la idea acojona y perdona la expresión tienes que tener bastante valor y fuerza, lloraras muxas noxes y te sentiras sola muchas más pero creo que si necesitas eso para encontrarte a tí misma tienes que seguir hasta el final,cada uno marca su destino y yo tendré de todo pero lucho hasta el final asi que adelante todo mi apoyo y cualquier cosa sabes mi numero . besos eva.

    Responder
  11. Rodrigo Solana

    Todo el mundo ha sentido la sensación de miedo alguna vez, y se ha dejado llevar, el miedo siempre desaparece, el problema es saber cuando o si queremos esperar. Yo, como te dije, no quiero verme a los 40 y tantos, sentado en mi sofá, rodeado de crios o no, pensando, por que no lo hice entonces? Desde que volví de India he crecido en muchos aspectos de mi vida, y lo más importante es que he dejado de estar comodo en esta sociedad, con los problemas del que dirán, con la economía, (la nuestra), con los lloros insulsos de la gente mientras se toma un café. Yo ya no pertenezco a ninguna de estas metiras. Evidentemente, tengo miedo igual que tu, pero no ya por lo que me depara en Asia, ya verás como se le quitan a uno las ganas de quejarse, tengo miedo al posible regreso… e intento luchar contra el, pues lo mismo ni regreso.Mucha gente se encuentra a si misma en este tipo de viajes, yo casi lo hice, me queda el resto, que es bastante poco.Tu has escogido un trabajo en el que, según mi opinión, es necesario este viaje, de hecho, todos esos nombres que has escrito, se crearon en ellos, tirados en el barro, como me gusta decir. Lo que conociste an Albania cambia el punto de vista de cualquiera, y lo que verás en Asia lo va a hacer para siempre, al menos, es lo que busco para mi. Necesito sentirme útil, y aquí no lo voy a conseguir. La sensación de hacer sonreir a un niño que te sigue para comprarle una bolsa de patatas, el honor que pueda sentir una familia al hacerte disfrutar de una comida en su casa y decirles que te quedarías con ellos para siempre, La conversación de un anciano que mira la incineración de un cuerpo que pronto podría ser el suyo, y entre humo te agradece que le cuentes como es tu vida, el el falso primer mundo… Y estos ejemplos no son nada, todo lo que se puede hacer para que el mundo sea un poco mejor… Tu aportas tu don al que has hecho profesión, yo aportaré el mío.

    Responder
  12. Miguel Delgado

    Un flipe Loli…Tienes todo mi apoyo. Ánimo con tu aventura y no dejes de venir a Madrid antes de que emprendas ese gran viaje de vida. No sabes lo identificado que me he sentido contigo mientras leía cada párrafo. Espero que encuentres lo que buscas, yo de momento aún tengo planes aquí, pero no descarto nada en un futuro.Seguimos en contacto.Un abrazo,Miki.

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.