Viaje de negocios a Bangkok

Bangkok sigue tan sucio y agobiante como lo dejé hace casi dos meses. No me dio pena irme en su momento, y no me ha hecho ilusión volver ahora, la verdad. Si estoy aquí es por dos razones:

a) Necesito descansar en alguna ciudad bien comunicada con Camboya, que es mi siguiente destino.

b) Tengo que realizar unas gestiones para un pequeño negocio que se me ha ocurrido.

En cuanto al punto A, ha sido lo más práctico, si bien no lo más apetecible. He recorrido 700 kilómetros en tren desde Chiang Mai, y desde aquí tengo otro tanto hasta Siem Reap, Camboya, donde visitaré en los próximos días los templos de Angkor Wat, una de las maravillas del mundo antiguo. Yo quería haber hecho la parada en Ayutthaya, un poco más al norte de Bangkok. Tengo entendido que es un lugar lleno de magia, muy espiritual, pero no me daba tiempo a hacer los cambios de trenes. Aquí en Bangkok me alojo en un hostal llamado «The Train Inn» que está a escasos 200 metros de la estación ferroviaria de Hualampong. Me viene perfecto para tomar el tren botijo que me llevará a la frontera con Camboya. Si me quedara en Ayutthaya perdería un día entero más, y no estoy por la labor porque se me acaba el tiempo.

Tan lleno de tráfico y ruidos como siempre. / © Lola Hierro.

Uno de los puentes que cruza el río Chao Phraya. / © Lola Hierro.

El punto B ha sido una decisión de casi última hora, en vista del poco tiempo que me queda en este rincón del mundo, he decidido tirar la casa por la ventana e invertir mis últimos ahorros en una pequeña locura: he adquirido unas cuantas piezas de ropa y unos bolsos que voy a vender en España. En concreto son vestidos y camisetas, tanto para chicas como para chico -los vestidos no-. Y no es porque los haya elegido yo, es que son preciosos.

Ya estoy acostumbrada a comer en la calle… / © Lola Hierro.

Vi algunos modelos en Chiang Mai y me encantaron. Quise comprar allí unos cuantos, pero pronto comprendí que me saldrían más baratos en la fábrica. Así que me puse a buscar, y tras una endemoniada lucha con el señor Google, di con la tienda dichosa donde las venden al por mayor. Encontrar el lugar ha sido toda una odisea. Después de mucho buscar, descubrí que quedaba relativamente cerca de la zona de los grandes centros comerciales. Pero eso de «cerca» debió ser una ilusión óptica. Yo pensaba que habría un cartel o algo, un comercio o una indicación de alguna clase. Pero no. Según me iba acercando a mi supuesto destino, me encontré con un cada vez mayor entramado complicadísimo de calles, todas sucias, llenas de gente, de motos, de barullo, repletas de puestecillos con mercancía variopinta… y por ninguna parte aparecía lo que yo buscaba.

Niños en un mercadillo atestado de gente. / © Lola Hierro.

Al final, tras mucho deambular, mucho preguntar, mucho no entender y mucho desesperarme, di de casualidad con lo que estaba buscando, aunque sin saberlo. Me indicaron que había un edificio donde se vendían camisetas al por mayor. Y eureka, lo encontré sin saber ni cómo. Y ahora, imaginaros esto: un edificio igual de grande que un Corte Inglés, pero lleno entero de pequeñas tiendas donde venden textiles a precio de puta. y todo súper original. Entre otras, encontré allí dentro la tienda al por mayor de Liquor Brand, una marca de ropa vintage en plan pin-up que es muy cara y que a mi me gusta mucho. Y esta por citar un ejemplo, ya que había de todo.

Final del día, y yo sin mis camisetas. / © Lola Hierro.

Entre todo ese jaleo, di con mi tienda, y he alucinado. Tenían más modelos y colores de lo que me podía imaginar. Me ha costado mucho decidirme porque obviamente mi presupuesto era muy limitado y no he podido comprar todo lo que me hubiera gustado. Pero, tras una hora y pico de bucear entre camisetas bonitas, y otro rato regateando el precio, he salido triunfante con el pedido hecho. Ahora «solo» me queda arrancar este pequeño negocio cuando vuelva a España e intentar recuperar lo invertido. Es una locura, pero algo tenía que hacer ya que me voy antes de lo previsto. Además, creo que estas camisetas van a funcionar muy bien, tengo el presentimiento de que me las voy a quitar de encima en poco tiempo.

Chatuchak está a tope. / © Lola Hierro.

Por otra parte, he aprovechado para visitar el mercadillo más grande de Tailandia: Chatuchak, y no me ha decepcionado. Tiene más de 5.000 puestos y más de 200.000 visitantes diarios, y eso que solo abre los fines de semana y festivos. Perderse en él con dinero es un peligro ya que se vende de todo y a muy buen precio: desde muebles hasta mascotas pasando por ropa, accesorios, calzado, comida y bebida, objetos de decoración… Es una especie de Camden en el sentido de que hay muchos artesanos que venden su propia mercancía, original y única. hay muchas falsificaciones pero también hay artículos muy tentadores. Por poner un ejemplo, me he comprado 12 pares de pendientes por un dólar al cambio, más o menos. O unas chanclas de cuero por siete dólares más o menos.

El centro comercial Siam Paragon. Pijo y hortera a partes iguales. / © Lola Hierro.

Ah, y también me dio tiempo a disfrutar un poco del aire acondicionado del grandioso centro comercial Siam Paragon, el más lujoso que he visto en mi vida, y desde luego, mucho más que Harrods, Corte Inglés o Galeries Lafayette. Dónde va a parar… En su interior hay desde concesionarios de coches de muy alta gama hasta tiendas de las marcas más pijas en las que se encuentran artículos que en España seguro que no están. Sus clientes son asiáticos muy adinerados y jeques árabes, por ejemplo…

Cuando tenga pasta me alojaré en uno de estos. / © Lola Hierro.

Ahora me encuentro en mi habitación del hostal, que tiene aire acondicionado y todo (lujo asiático). Es un poco más caro de lo que estoy acostumbrada, pero merece la pena porque estoy a dos pasos de la estación como he dicho. Mañana temprano solo tendré que caminar un poco y meterme derecha al tren, que me llevará hasta Camboya, otro país que tengo muchas ganas de conocer, pero al que desgraciadamente solo voy a poder dedicar unos pocos días.

6 respuestas a «Viaje de negocios a Bangkok»

  1. Lola Hierro Autor de la entrada

    Hola Elisa, gracias por escribirme. Me da mucha rabia porque no me acuerdo dónde era el dichoso edificio. Recuerdo que tenía muchas plantas, que no llamaba la atención (entré por casualidad) y que estaba en un barrio lleno de tiendas de ropa al por mayor que vendían calzoncillos de marca, marcas surferas y vestidos de Custo. La faena es que si vuelvo a Bangkok tendré que volver a empezar desde el ppio a buscar. Creo recordar que llegué caminando desde un sitio donde hay dos centros comerciales enormes pegados uno a otro. Puedes intentar encontrar sitios poniendo en Google las palabras wholesale clothing bangkok. Así encontré yo el sitio. Haciendo la búsqueda me salen varias tiendas pero no podría asegurarte que sean las mismas que visité. Siento no ser de más ayuda!

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