Una novata en Fitur 2014

Este año me he estrenado en Fitur, la feria internacional de turismo que se celebra desde hace 34 años en el recinto ferial de Campo de las Naciones de Madrid. Es un evento grandísimo, fundamental para las personas y empresas que se dedican al turismo, ya sea porque tienen negocios en ese campo, porque son inversores, porque trabajan en un medio de comunicación especializado o, porque, simplemente, les gusta viajar, como es mi caso.  Con una inversión de diez millones de euros, la Feria Internacional de Turismo acoge este año a 9.000 empresas de 65 países, un 3% más que en la edición anterior.  Se pretende atraer a unos 200.000 visitantes entre el 22 y el 26 de enero, que es cuando abre sus puertas. Otro dato para que uno se haga una idea de su importancia: Fitur 2014 ocupa este año 54.000 metros cuadrados, distribuidos en 8 pabellones. Son 2.000  menos que en 2013, pero aún así es una barbaridad.

Con las presentaciones hechas, ¿qué puedo decir de esta primera experiencia novata en Fitur? He llegado el día 22 por la mañana en Metro junto a docenas de señores y señoras vestidos con traje de chaqueta y maletines. Todos ellos han seguido los mismos pasos que yo, hasta la entrada de Ifema, donde me he sorprendido con unas enormes colas frente a las taquillas de recogida de acreditaciones. Se nota que he venido en el día de hacer negocios (el 22, 23 y 24 son para profesionales solamente) y, a juzgar por la elegancia que rezumaba todo el mundo a mi alrededor, yo ya  he creído que era la única bloguera.

Las colas son kilométricas para todo. Me he echado a temblar cuando he visto la de prensa. Consejo #1: Ir temprano. Por suerte, se han organizado bien y, cuando no llevaba ni dos minutos esperando, se me ha acercado un azafato que me ha pedido rellenar una ficha con mis datos. He obedecido sin rechistar y, al terminar, me ha entregado mi acreditación. Fenomenal, trámite resuelto en dos minutos. La siguiente cola ha sido la del guardarropa. En el primer pabellón no quedaba hueco, en el segundo tampoco… He ido avanzando hacia el fondo hasta llegar al 5º, donde me han cogido mis trastos después de esperar unos 20 minutos y pagar el «módico» precio de 3 euros por la mochila y 1,65 po el abrigo. Careros.  Consejo #2: Si tienes ropa que dejar en la consigna, dirígete directamente a los pabellones del fondo; es probable que estén menos saturados.

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Pinturas sobre papel marmolado. / L. H.

Cuando, por fin, me he visto libre para explorar entre los stand de los países, me he sentido tan impaciente y nerviosa como un niño cuando llega al parque y su madre le deja corretear solo por ahí con los amiguitos. No sabía ni por dónde empezar. Quería encontrar algo de Turquía pero ¿estaría en el pabellón de Asia o en el de Europa? He entrado en este último porque me pillaba más cerca y, voilà!, ahí estaba esperándome, el primero de todos. La verdad es que me han chafado un poco porque un señor muy amable me ha recomendado no viajar a la frontera con Armenia, un lugar lleno de ruinas y palacios exóticos y desconocidos que quería conocer. El tipo es oriundo de esa zona y dice que hace demasiado frío, que está complicado el transporte por carretera y que vuelva en primavera. Me ha recomendado centrarme en Cappadocia, el mar Egeo y así. Qué remedio. El disgusto se me ha pasado pronto porque, oye, a fin de cuentas me voy 15 días a un país que está llenito de lugares interesantes y seguro que voy a alucinar en colores con algo todos los días. Además, me han hecho un dibujo de mi nombre con letras orientales y he visto cómo se pinta sobre papel marmolado, una técnica muy curiosa.

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Mi nombre en grafía oriental. / L.H.

En Europa me he vuelto bastante loca descubriendo destinos imposibles como Armenia, Georgia, Bulgaria, Azerbayan, Islandia… quiero ir a todos  y de todos me he ido cargada de folletos y de ideas inspiradoras. En este punto de la visita me he preguntado otra vez qué hace un blogger aquí más allá de hincharse a coger propaganda. Estaba rodeada de gente haciendo negocios, decidiendo en qué van a invertir y estrechándose las manos y dándose palmaditas en la espalda. Creo que un blogger como dios manda debería ofrecerse a colaborar con oficinas d eturismo, pero yo me he visto muy insignificante, así que no he abierto el pico. Además, no llevaba tarjetas. Consejo #3: llevar muchas tarjetas. El próximo año, si soy famosa, me animo.

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Bailarines brasileños. / L.H.

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Helados artesanales de mora en el stand de Ecuador. / L.H.

En el pabellón de América me he vuelto más loca, sobre todo con los destinos del sur y del centro. Todo es luz y color, gente vestida con llamativos trajes regionales, gente que hace artesanía o que preparan comida y bebida casera… un gustazo. Hasta te dan masajes en el stand de Costa Rica. En el de México un señor con pinta de indio hacía joyas con cuentas de colores, en el de Perú un chico elaboraba pisco al tiempo que explicaba al público la receta, en Ecuador me han invitado a chocolate al chili y helado de mora hecho a mano delante de mis narices… ¡qué majos son los latinos siempre! Y, por supuesto, de todos me he ido cargada con más folletos. Consejo #4: llevar encima una mochila vacía. O, mejor, un carro de la compra. O una maleta con ruedas.

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Mujeres con trajes de Perú. / L. H.

España con todas sus provincias ha sido mi tercera opción. Me he aburrido un poco porque ya tengo muy vistas la mayoría de provincias. Me he quedado a cuadros con el stand de Andalucía, que ocupa un pabellón entero de 5.300 metros cuadrados. ¡UN PABELLÓN ENTERO! ¿Y la crisis? ¿No era esta comunidad una de las más empobrecidas de España? Me parece un gasto exagerado e innecesario. Madrid y Cataluña tienen stands muy grandes,  pero ni de broma ocupan todo el recinto, y te enteras igual de todo. El consejero de turismo andaluz, Rafael Rodríguez, ha justificado este despliegue en que la Comunidad recibió un 4,7% más de visitantes en 2013. Me gustaría que alguien me dijera cuánto ha costado a las arcas públicas el puestecito de Andalucía. Y cuánto han costado los de Madrid, Cataluña, Canarias, Castilla y León, Valencia o Cantabria, que eran muy grandes, pero ni por  asomo tanto. Si el precio es el mismo, no diré nada.

Al final, he pasado de largo de todos esos sitios porque los conozco bien y me he centrado en Formentera para asesorarme sobre opciones viajeras económicas. Mira por dónde, allí me han apuntado a un concurso para visitar Ibiza y me han regalado una agenda. Extremadura, las terres del Ebre de Tarragona y mi querida Cantabria han sido otros destinos que no me he perdido.

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El stand de Extremadura. / L.H.

 

La segunda parte de la jornada la he dedicado a recorrer un extenso territorio inexplorado: los pabellones de África y Asia. En ambos se respira el mismo exotismo que en los anteriores; igual que en el latinoamericano, en el africano también me he visto, literalmente, rodeada de personas con trajes típicos de su país: señores con chilaba, mujeres con coloridas vestimentas, otros con turbante y hasta unas geishas y unos ninjas en el enorme recinto de Japón. En muchos puestos venden artesanía local, sobre todo bisutería y abalorios, y resulta muy difícil contenerse y no perder los ahorros en collares y pulseras traídas del lejano oriente o del aún más lejano sur. En Senegal, Gambia, Kenia… mires hacia donde mires, hay algo que te atrapa y te insufla unas ganas tremendas de saber más y de preparar un largo viaje por esos países.

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Geishas y ninjas. / L.H.

 

En el de Tailandia ofrecen masajes y la posibilidad de escribir un deseo en un papel con forma de hoja y colgarlo de un árbol blanco, el árbol de los deseos, se supone. He echado un vistazo y me ha enternecido que lo más codiciado es trabajo y salud.

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Árbol de los deseos en Tailandia. / L. H.

 

El puesto de Irán me ha atraído poderosamente; tanto que he acabado charlando con un representante de la oficina de turismo nacional que me resaltaba lo injusto que es que a su país solo se le conozca por su programa nuclear. El buen señor defiende que Irán es mucho más que eso, y que sobre todo la población es maravillosa y merece ser valorada. Estoy totalmente de acuerdo con él; sé que Irán tiene grandes tesoros y que también posee un pueblo cariñoso y hospitalario. Lástima que no puedan mostrarse tal como son. En medio de esta charla, hemos saludado al vicepresidente del país, Mohamad Ali Najafi, que estaba allí como representante de su Gobierno. Nunca me había topado con una personalidad tan importante y tan extranjera.

Fitur agota, es imprescindible proveerse de un calzado cómodo. He acabado a las siete de la tarde cargada de bolsas con folletos de todas partes del mundo y con la cabeza completamente saturada de información. Me ha quedado la sensación de que he profundizado poco en la feria, que me he perdido actividades, charlas y personas, pero es lo que tiene haberle dedicado solo un día. El año que viene, cuando sea una bloguera más famosa que Lady Gaga, seguro que lo exprimo muchísimo más.

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