Roadtrip á France X: Reprenons la Rue!!!!

Voy a dedicar esta entrada de blog a una gente muy interesante que he encontrado en Nantes. Ya daba por hecho que este viaje tan europeo y comodón no me iba a dar muchas historias, pero he encontrado una que, sin ser nada del otro mundo, a mi me parece curiosa.

En Nantes hay una plaza muy grande (no tanto como la Plaza Mayor de Madrid, pero un poco más que la Porticada de Santander). Si paseas por allí un día cualquiera puede ocurrir que te topes con un grupo de gente joven con pintas bastante hippies y con un buen chiringuito montado. Pues esto es lo que me ha pasado. Y en mi afán por contar cosas diferentes, me he acercado tranquilamente, a ver qué se cocía. Lo primero en lo que me he fijado es en un cartel que decía: “Reprenons la Rue” (recuperemos la calle, en cristiano). Y a su alrededor, ropa de todos los colores, docenas de pares de zapatos de segunda mano y algún que otro objeto.

Ropa gratis. / © Lola Hierro

Según he ampliado mi campo de visión, he observado que también había una cocina gratuita, más mesas con folletos y con objetos varios como cubos de rubik, tableros de ajedrez… en esas estaba yo, cotilleando con toda mi paz, cuando Lou se ha acercado hasta mi.

Juegos de mesa. /©Lola Hierro

Lou es una chica joven, autóctona de Nantes, que me ha explicado qué demonios hacían allí veinte hippies rodeados de trastos. Están reivindicando el uso libre de las calles. Según dice, nosotros usamos las vías de nuestra ciudad como medio para movernos de un lado a otro, para aparcar el coche y poco más. Ella y un grupo de diez personas más, todas de Nantes, quieren fomentar el uso libre de la calle para realizar cualquier actividad que les apetezca, (legal, imagino) y así parar un proceso de privatización encubierta de los espacios públicos. Según el manifiesto que me entregó, la calle debería poder usarse para jugar, para tomarte unas cervezas con los amigos, para hacer un picnic… actividades que hoy no se pueden hacer porque se ve raro o porque la policía te echa.

Hora de comer. / © Lola Hierro

Ellos creen que los espacios públicos no son más que un lugar donde las empresas privadas ponen sus negocios y su publicidad con el único fin de sacar beneficios, algo que no deja ningún lugar a la expresión de los individuos. Nuestro espacio de libertad, según Lou, no se debería limitar a nuestra habitación o nuestro piso, sino que ha de extenderse a todos los recintos comunes de una ciudad.

Javi haciendo buenas migas. / © Lola Hierro

Además, critican que nuestra vida se ha convertido en una espiral consumista de gastar, gastar y gastar. Ellos, para combatirlo, proponen apoderarse de las calles con actividades lúdicas, con comedores comunes (cantinas las llaman aquí), con mercadillos… y todo ello bajo la premisa de que sea gratuito. Así, cualquiera puede llegar, echar un vistazo a la ropa, los zapatos o lo que sea y coger lo que más le guste. Si uno quiere, puede contribuir con la causa dejando algo para que otro se lo lleve, pero no es obligatorio.

Malabares. / ©Lola Hierro

De la misma manera, la cantina está disponible para todo el mundo que tenga ganas de tomar un bocado, y si no, uno simplemente puede quedarse allí observando al hombre que hace malabares con fuego, a la pareja que toca el acordeón y la flauta, al guitarrista o a las chicas que pintan baldosas con dibujillos llenos de color y originalidad. Y por supuesto, en todo se puede participar, ya que es un espacio destinado a la convivencia.

Comida comunal. / © Lola Hierro

Con este sarao montado, y acordándome de lo que podría pasarnos en una ciudad como Madrid, gobernada por Gallardonator, le pregunto a Lou si la policía no les ha puesto pegas. “Vinieron por aquí por la mañana, han contado cuántos éramos y se han ido sin poner ningún problema”, responde. “Eso sí, hemos escondido el camping gas, por si acaso”, confiesa.

Cantina gratuita. / ©Lola Hierro

Mientras Lou me cuenta todas estas cosas, observo a mi alrededor y veo el ambiente. Aunque esto al principio sólo era una idea de once idealistas, su poder de convocatoria ha hecho el resto.

Volteretas. / © Lola Hierro

Porque hay de todo: jóvenes en su mayoría, pero también matrimonios con niños que se interesan por la iniciativa, muchos críos que alucinan con el malabarista de fuego y con la chica que hace pompas de jabón, inmigrantes, amas de casa que pasan de casualidad y se detienen, curiosas, a observar, y sobre todo, ancianos. Ellos son los más sorprendidos, mostrándose entre incrédulos, curiosos, y hasta divertidos con la escena.

Padre e hijo. / © Lola Hierro

Eso sí, no todos lo ven con tan buenos ojos. Alguno hay que no pone tan buena cara al observar las rastas, los pies descalzos, la ropa de colores, los cigarros de liar, la olla llena de patatas echando humo en medio de la plaza… Me acerco a uno y le pregunto, y lo primero que me dice es que no le parece bien. Le pregunto por qué y entonces me revela que no sabe muy bien de qué va la historia. Se lo explico y su cara cambia, aunque me dice que él no va a coger nada de ropa porque tiene dinero para comprársela. No entiende muy bien el sentido de esta iniciativa, pero tampoco me apetece perder el tiempo y neuronas en explicárselo con mi precario francés, así que le dejo marchar con su curiosidad satisfecha.

De tranquis. / ©Lola Hierro

Tras una agradable charla, decido volver a ponerme en ruta y me despido de Lou y de sus compañeros. Ella me avisa de que, aunque en Nantes es la primera vez que se pone en marcha una iniciativa de este tipo, ya se han hecho más en algunas ciudades como Rennes. Y Florian, otro de los involucrados en el proyecto, añade que en esta ocasión, lo han montado tres colectivos, cada una con una veintena de personas más o menos. Algunos de ellos viven en casas okupas, que es de dónde han estado recogiendo la ropa que hoy regalan, y la promoción del evento la han hecho a base de pegar carteles por la ciudad y también por Internet, a través de la red social Indimedia.

Bailes populares. / ©Lola Hierro

Depende de la acogida que tenga esta primera edición, la repetirán más veces, añaden. Así que, si alguno va un día por la calle y se encuentra con una jarana de este tipo, desde aquí recomiendo que no la dejéis pasar. La gente es muy simpática, el mercadillo muy curioso y la cocina parecía muy buena.

Y ya está. Voy a planchar la oreja. Au Revoir!

Más información sobre este road trip

3 respuestas a «Roadtrip á France X: Reprenons la Rue!!!!»

  1. Pingback: Road trip à France V: Dinan-Mont Saint Michael y la Fête de la Musique | Reportera nómada

  2. Pingback: Road trip á France, II | Reportera nómada

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.