‘Por ser niñas’ gana el premio Joan Gomis de periodismo

Me lo comunicaron hace unas semanas pero no me han dejado hacerlo público hasta hoy: el reportaje Por ser niñas que escribí en Etiopía sobre lo que supone nacer mujer en ese país ha sido galardonado con el premio Joan Gomis de Periodismo en su décima edición. Es el segundo que recibo en los últimos cuatro meses (El primero fue para El hambre escondida, hecho también en Etiopía) y estoy que no quepo en mí de alegría.

Soy feliz porque supone un reconocimiento al trabajo que realicé allí; un trabajo que duró un mes y que fue fundamentalmente periodístico pero también personal y que implicó un gran desgaste, no solo a nivel físico, sino también psicológico. De hecho, desde entonces pienso que esos 30 días que pasé yo sola por esas tierras exóticas me han enseñado y marcado más que cualquier otra cosa que haya hecho en toda mi vida.

Estoy feliz también porque cualquier premio, mención o reconocimiento sirve para dar visibilidad a aquello que se está premiando, mencionando o reconociendo. En este caso, debemos hablar de las mujeres y niñas que conocí en Etiopía, pero no solo de las que han nacido allí y por origen, cultura o situación económica lo están pasando regular sino también de aquellas otras —en muchos casos extranjeras y, en otros tantos, hombres— que han consagrado su vida a ayudar a las primeras. Por ser niñas habla de igualdad y desigualdad de género; habla de matrimonios forzados, de acceso a la educación, de pobreza, de mutilación genital, de malos tratos consentidos, de cargar agua sobre los hombros durante horas, de no tener zapatos porque siempre los reciben los varones, de tener hijos demasiado pronto, de verlos morir cuando has aprendido a quererlos… Fue un reportaje muy duro porque viví de cerca realidades que nunca pensé que fueran tan crudas. Me tocó el corazón, como mujer y como ser humano, escuchar los testimonios de todas esas compañeras acostumbradas a una vida mucho más perra que la mía. También me hicieron más fuerte.

De todas maneras, el reportaje no es solo una denuncia de la desigualdad de género que aún se palpa en este país del cuerno de África. Quise que fuera un canto a la posibilidad de cambio y al progreso porque esa es la otra parte de la historia que conocí y hubiera mentido de no incluirla en el relato. Durante ese mes también conocí a mujeres que no sabían ni escribir hasta hace poco tiempo, pero habían aprendido y ahora firmaban ellas los documentos con un orgullo tan grande que no lo podían disimular. Conocí familias de ámbitos rurales muy humildes donde ambos progenitores estaban convencidos de que la educación era lo más importante que iban a dar a sus hijos, sin importar el sexo, y a madres que aseguraban que sus hijas no correrían la misma mala suerte que ellas y que podrían elegir carrera, marido y futuro. Conocí la vida de las ciudades etíopes como Addis Abeba, donde las niñas, las adolescentes y las adultas caminan a otro ritmo. Son doctoras, maestras, banqueras, ingenieras, policías, periodistas y marcan tendencias, su opinión cuenta, su voz se escucha. Ellas son el reflejo de la generación que viene.

Queda aún mucho trabajo por hacer para que a las niñas del presente y del futuro de Etiopía se les reconozcan sus derechos como es debido. Para lograrlo hace falta, sobre todo, educación. En los colegios se está haciendo bastante bien, pero entre los adultos es más complicado. Hay que cambiar mentalidades de manera urgente, y eso es un trabajo mucho más largo y tortuoso que construir un pozo o poner una vacuna; por eso es necesario actuar.

Yo no podría haber escrito este reportaje sin la ayuda de muchas personas que de una u otra manera me facilitaron las cosas —desde las misiones católicas y Ong por darme logística, mi periódico y mi jefa por publicarme el artículo y el jurado del Joan Gomis por darnos el premio— pero hay una en especial a la que quiero mencionar porque está llevando a cabo una labor heroica para empoderar a las mujeres del ámbito rural de Etiopía. Se llama María Solís y es misionera comboniana residente en Etiopía desde hace unos 20 años. Hablé de ella en el reportaje, pero también en un post que escribí en este blog titulado Las hadas madrinas de Nekemte. Ella hace todos los días el milagro de los panes y los peces pero con sus mujeres y con los microcréditos que les otorga para que logren su independencia económica. Y quiero que se conozca su historia, que todo el mundo se fije en su trabajo y que la ayuden enviándole dinero para financiar la educación en igualdad de género de las campesinas del vicariado de Nekemte. Sé que su trabajo no cae en saco roto; ya han pasado por ella más de 20.000 familias y yo he visto con mis propios ojos los resultados. Si queréis conocerlos, buscadla, llamadla o, simplemente, preguntadme. Debemos arrimar el hombro con las personas y las causas que merecen la pena. Y ellas lo valen.

 

Por ser niñas

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Tres adolescentes de la etnia gumuz posan ante la cámara en la aldea de Badessa (Etiopía). / Lola Hierro

Por ser niña no irás a la escuela. Te quedarás en casa para ayudar con las tareas del hogar y cuidar a los hijos que nazcan después de ti. Por ser niña cargarás 25 litros de agua sobre tu espalda a diario durante horas desde que tengas siete años o menos. O tanta leña que quien te mire por detrás solo podrá distinguir tus delgadas piernas aguantando, milagrosamente, todo ese peso. Por ser niña harás todo esto descalza porque los chicos tendrán prioridad a la hora de obtener unos zapatos. Por ser niña, tu padre elegirá un marido para ti antes de que sepas el significado del matrimonio y, mucho menos, de la maternidad. Por ser niña te mutilarán los genitales y durante toda tu vida sufrirás dolores e infecciones. Por ser niña, parirás todos los hijos que tu marido decida y serás responsable de alimentarlos y salvar sus vidas si enferman. Por ser niña trabajarás en el campo de sol a sol, también cuando estés embarazada. Así será tu vida hasta el día de tu muerte, que posiblemente llegará antes de que cumplas los 58 o los 65 años, según el informe que se mire, porque esa es la esperanza media de vida en tu país.

LEE EL REPORTAJE COMPLETO EN EL PAÍS-PLANETA FUTURO

13 respuestas a «‘Por ser niñas’ gana el premio Joan Gomis de periodismo»

  1. Pingback: Llegar a los 33 en Addis Abeba | Reportera nómada

  2. Tola Castillo

    Me ha producido mucha congoja el texto de por ser niñas. Me he quedado tan chafada que no puedo decir nada más. Enhorabuena por tu premio y gracias por acercarnos a otras realidades que muchas veces se nos olvidan.

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