Albania es el patio trasero de Europa. Sus habitantes han pasado por una de las más estrictas dictaduras comunistas, una rebelión civil y los efectos de la guerra de los Balcanes. La Constitución de Albania, de 1998, garantiza la igualdad ante la ley de hombres y mujeres, y contempla que nadie puede ser discriminado por razón de género, raza, religión, etnia, etc. Actualmente, los albaneses se encuentran inmersos en un proceso de transición hacia la plena democracia y la economía de mercado, pero no termina de cuajar. La debilidad en la autoridad de sus gobiernos ha propiciado un estado de corrupción política, judicial y económica que ha provocado que el abismo entre ricos y pobres cada vez sea mayor, dando lugar a una marcada ausencia de la clase media. La inexistencia de infraestructuras o recursos para ayudar a los más desfavorecidos solo agrava la situación.
En este caldo de cultivo, ser mujer en Albania todavía es un desafío, y especialmente si no estás casada y eres madre. El machismo que aún impera en el país ha provocado que muchas mujeres, demasiado jóvenes y con demasiados hijos, se hayan visto abocadas a vivir en la calle de la caridad de una sociedad que prefiere mirar hacia los coches de lujo y los bares de copas de moda de Tirana en vez de enfrentarse a la realidad.
Pese a que las albanesas poseen derechos, estos no siempre se respetan. Tras su visita al país en 2007, el comisario europeo de Derechos Humanos informó de que las mujeres están poco representadas en el Parlamento y otras áreas de la política y de la vida pública. “La discriminación directa e indirecta sigue siendo un problema porque la sociedad lo acepta y lo silencia”, reflejó en su informe.
La transición a un mercado libre ha dejado a la mujer en una posición particularmente vulnerable dentro de la sociedad patriarcal en la que vive. Ellas se han vuelto cada vez más dependientes del hombre debido a la falta de empleo y de apoyo social. La mayor consecuencia es un aumento de la violencia doméstica. El Informe de Progreso de la Unión Europea de 2008 indica que la violencia doméstica era “significativa y estaba en crecimiento” debido a la falta de atención que requería esta lacra. El informe indicaba que estaba poco investigada, poco denunciada, poco perseguida y que había pocas sentencias. Parte del problema parece ser que las propias víctimas no ven la violencia doméstica como un crimen, y que quienes la ven, temen que el poner una denuncia traiga consecuencias negativas para su familia. El gobierno albanés se percató de estos problemas y por eso desarrolló una estrategia nacional contra la violencia de género en 2007, pero el problema sigue sin solucionarse.
Ser mujer en Albania y además pertenecer a una minoría étnica como los gitanos romaníes, todavía es más difícil. Hay, aproximadamente, 120.000 personas de esta etnia en el país, pero al no estar registradas en el Registro Civil, no se les reconocen derechos básicos como el acceso a la educación o al voto. Sus condiciones de vida son muy complicadas: viven en campamentos sin agua corriente ni electricidad, los niños no van al colegio, y a diario se enfrentan a la pobreza extrema y la marginación.
En 2006, un estudio de la ONU reveló que un 78% de las personas Roma vivían bajo el umbral de la pobreza, y un 36% bajo extrema pobreza. Una mujer romaní en Albania gana el 36% de lo que gana una mujer albanesa. Los únicos ingresos que consiguen provienen de la mendicidad y de vender materiales que rescatan de la basura. Los niños, de hecho, suelen ser los primeros que utilizan para estas prácticas porque dan pena y consiguen más dinero. No es raro ver en Albania a mujeres muy jóvenes con niños de corta edad en los brazos, bebés durmiendo solos sobre unos cartones en el parque, o críos de no más de ocho años con la mano extendida pidiendo dinero.
Estas fotografías muestran una minúscula parte de la realidad de seis mujeres de la capital albanesa. Todos ellas viven en la calle o en chabolas en las afueras de la ciudad. La triste realidad es que todos ellos, los más débiles en la escala social, no tienen ninguna vía de escape para salir de su situación de precariedad y exclusión.
Textos sobre el primer viaje a Albania:
- Filming in Albania: Un cumpleaños balcánico
- Filming in Albania: La difícil tarea de establecerse
- Filming in Albania: ¡Habemus bebé!
- Filming in Albania: ya estamos de entrevistas
- Filming in Albania: Muchas emociones
- Filming in Albania: Entrevista con un ¿asesino?
- Filming in Albania: Aprenda albanés en cuatro días
- Filming in Albania: Persiguiendo la noticia
- Filming in Albania: Live fast, die hard…
- Filming in Albania: Tengo un dèja vu
- Filming in Albania: Vuelta a casa. Faleminderit, Shqiperia
Más relatos sobre el segundo viaje a Albania:
- ¿Volverá ‘Filming in Albania’?
- Filming in Albania: Del barco a la cama
- Se acabó lo que se daba
- San Valentín a la albanesa
- Albanian sagas: De mercadeo
- Las madres de Tirana
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Un gran trabajo, con mucha fuerza. felicidades.
http://fernanfotos.blogspot.com.es/
Muchísimas gracias, Fernando! A ver si puedo continuarlo en el futuro y contar mejor la situación de esas mujeres