Las madres de Tirana

Albania es el patio trasero de Europa. Sus habitantes han pasado por una de las más estrictas dictaduras comunistas, una rebelión civil y los efectos de la guerra de los Balcanes. La Constitución de Albania, de 1998, garantiza la igualdad ante la ley de hombres y mujeres, y contempla que nadie puede ser discriminado por razón de género, raza, religión, etnia, etc. Actualmente, los albaneses se encuentran inmersos en un proceso de transición hacia la plena democracia y la economía de mercado, pero no termina de cuajar.  La debilidad en la autoridad de sus gobiernos ha propiciado un estado de corrupción política, judicial y económica que ha provocado que el abismo entre ricos y pobres cada vez sea mayor, dando lugar a una marcada ausencia de la clase media. La inexistencia de infraestructuras o recursos para ayudar a los más desfavorecidos solo agrava la situación.

Rabje Ziza ha dado a luz en el hospital de Tirana. La vida de su familia está amenazada por una deuda de sangre que su hermano menor contrajo al asesinar a un niño de diez años en 2008. Ella teme perder la vida si sale de su casa, que es el único lugar donde el clan rival no puede cobrarse su venganza. Su hija tendrá que vivir encerrada, como ella. / Lola Hierro

Rabje Ziza se arriesga a dar un paseo por el descampado cercano a su casa con su hija recién nacida. Es la primera vez que sale de su casa desde que dio a luz, quince días antes. / Lola Hierro

En este caldo de cultivo, ser mujer en Albania todavía es un desafío, y especialmente si no estás casada y eres madre. El machismo que aún impera en el país ha provocado que muchas mujeres, demasiado jóvenes y con demasiados hijos, se hayan visto abocadas a vivir en la calle de la caridad de una sociedad que prefiere mirar hacia los coches de lujo y los bares de copas de moda de Tirana en vez de enfrentarse a la realidad.

Pese a que las albanesas poseen derechos, estos no siempre se respetan. Tras su visita al país en 2007, el comisario europeo de Derechos Humanos informó de que las mujeres están poco representadas en el Parlamento y otras áreas de la política y de la vida pública. “La discriminación directa e indirecta sigue siendo un problema porque la sociedad lo acepta y lo silencia”, reflejó en su informe.

Melita Ziza observa la prisión de Kruja, donde se encuentra preso su hijo Shpetim, condenado a cadena perpetua por haber asesinado a un niño de diez años. Melita tiene que coger un autobús desde Tirana a Kruja para ir a visitar a su hijo Shpetim a prisión. Luego debe caminar unos tres kilómetros por un camino de piedras hasta llegar a la prisión. / Lola Hierro

Melita Ziza espera la autorización de un policía de la prisión de Kruja para acceder a su interior y visitar a su hijo Shpetim. Debido a lo complicado del viaje, solo hace esta visita una vez al mes. / Lola Hierro

Melita Ziza se reúne con su hijo Shpetim en el interior de la prisión de Kruja. La familia de Shpetim cree que el chico tiene un trastorno mental llamado ‘mal de tierra’. Los médicos de prisión indican que padece epilepsia. Shpetim, condenado a cadena perpetua, rompe a llorar cuando ve a su madre. / Lola Hierro

La transición a un mercado libre ha dejado a la mujer en una posición particularmente vulnerable dentro de la sociedad patriarcal en la que vive. Ellas se han vuelto cada vez más dependientes del hombre debido a la falta de empleo y de apoyo social. La mayor consecuencia es un aumento de la violencia doméstica. El Informe de Progreso de la Unión Europea de 2008 indica que la violencia doméstica era “significativa y estaba en crecimiento” debido a la falta de atención que requería esta lacra. El informe indicaba que estaba poco investigada, poco denunciada, poco perseguida y que había pocas sentencias. Parte del problema parece ser que las propias víctimas no ven la violencia doméstica como un crimen,  y que quienes la ven, temen que el poner una denuncia traiga consecuencias negativas para su familia. El gobierno albanés se percató de estos problemas y por eso desarrolló una estrategia nacional contra la violencia de género en 2007, pero el problema sigue sin solucionarse.

Un grupo de niños de la etnia romaní pasea por el centro de Tirana. Buscan en la basura y piden limosna a los transeúntes. / Lola Hierro

En el mercado de Tirana, un hombre ríe y señala a una mujer que vive en la calle y está mendigando con sus dos hijos. / Lola Hierro

La mujer del mercado de Tirana se marcha con sus dos hijos después de haber sido objeto de burlas de un grupo de hombres. / Lola Hierro

Ser mujer en Albania y además pertenecer a una minoría étnica como los gitanos romaníes, todavía es más difícil. Hay, aproximadamente, 120.000 personas de esta etnia en el país, pero al no estar registradas en el Registro Civil, no se les reconocen derechos básicos como el acceso a la educación o al voto. Sus condiciones de vida son muy complicadas: viven en campamentos sin agua corriente ni electricidad, los niños no van al colegio, y a diario se enfrentan a la pobreza extrema y la marginación.

En el centro de Tirana, conviven coches y motocicletas de alta gama con mujeres que viven en la calle con sus niños de corta edad. / Lola Hierro

Una muchacha de origen romaní viste a su bebé en la calle. / Lola Hierro

Una madre pasea entre las terrazas de uno de los barrios más lujosos de Tirana pidiendo dinero mientras sostiene a su hijo. Tiene media cara desfigurada, lo que atrae las miradas de algunos clientes de las cafeterías. / Lola Hierro

Una joven romaní que vive en el centro de Tirana observa a otras chicas de su misma edad aproximadamente. / Lola Hierro

En 2006, un estudio de la ONU reveló que un 78% de las personas Roma vivían bajo el umbral de la pobreza, y un 36% bajo extrema pobreza.  Una mujer romaní en Albania gana el 36% de lo que gana una mujer albanesa.  Los únicos ingresos que consiguen provienen de la mendicidad y de vender materiales que rescatan de la basura. Los niños, de hecho, suelen ser los primeros que utilizan para estas prácticas porque dan pena y consiguen más dinero. No es raro ver en Albania a mujeres muy jóvenes con niños de corta edad en los brazos, bebés durmiendo solos sobre unos cartones en el parque, o críos de no más de ocho años con la mano extendida pidiendo dinero.

Este niño coge colillas del suelo y juega con ellas en una calle de Tirana. Vive en la calle con su madre. / Lola Hierro

Una mujer que vive sobre dos cartones en el centro de Tirana, juega con su hijo menor mientras el mayor duerme./ Lola Hierro

Este niño duerme a diario sobre un cartón en el centro de Tirana con su madre y su hermano. / Lola Hierro

Estas fotografías muestran una minúscula parte de la realidad de seis mujeres de la capital albanesa. Todos ellas viven en la calle o en chabolas en las afueras de la ciudad. La triste realidad es que todos ellos, los más débiles en la escala social, no tienen ninguna vía de escape para salir de su situación de precariedad y exclusión.

Rabje lee los posos del café mientras su madre, Melita, sostiene a Belena. Han pasado seis meses desde el nacimiento de Belena, y las mujeres Ziza ya se atreven a salir de casa porque la familia con las que están en Kanun solo se cobrará su venganza con un varón, es decir, el primogénito de la familia. Rabje quiere aprender inglés y peluqueria, pero de momento sus ingresos provienen solamente de Cáritas. / Lola Hierro

Belena tiene seis meses y vive en un apartamento de una única estancia con su madre y su abuela. El miedo de los primeros meses ha pasado y Rabje se atreve a salir a la calle, pero el problema ahora es encontrar medios para subsistir ya que no hay un marido que lleve dinero a casa. / Lola Hierro

Melita ata a su nieta a la cuna para después mecerla hasta que se quede dormir. / Lola Hierro

Textos sobre el primer viaje a Albania:

  1. Filming in Albania: Un cumpleaños balcánico
  2. Filming in Albania: La difícil tarea de establecerse
  3. Filming in Albania: ¡Habemus bebé!
  4. Filming in Albania: ya estamos de entrevistas
  5. Filming in Albania: Muchas emociones
  6. Filming in Albania: Entrevista con un ¿asesino?
  7. Filming in Albania: Aprenda albanés en cuatro días
  8. Filming in Albania: Persiguiendo la noticia
  9. Filming in Albania: Live fast, die hard…
  10. Filming in Albania: Tengo un dèja vu
  11. Filming in Albania: Vuelta a casa. Faleminderit, Shqiperia

 Más relatos sobre el segundo viaje a Albania:

  1. ¿Volverá ‘Filming in Albania’?
  2. Filming in Albania: Del barco a la cama
  3. Se acabó lo que se daba
  4. San Valentín a la albanesa
  5. Albanian sagas: De mercadeo
  6. Las madres de Tirana

Textos sobre mi tercer viaje a Albania:

  1. He soñado a la muerte, y ha venido
  2. Albania, cuánto me dueles

BONUS: Las fotografías del viaje

4 respuestas a «Las madres de Tirana»

  1. Pingback: Albania, cuánto me dueles | Reportera nómada

  2. Pingback: 2013: repaso del mejor año de mi vida (de momento…) | Reportera nómada

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