Filming in Albania: La difícil tarea de establecerse

¡Hola! Seguimos vivos y bien alimentados. Eso sí, con una paliza considerable, creo que nuestros traseros van a volver a España listos para cascar nueces. ¿Por qué? Porque aquí no paramos de andar, siempre de arriba para abajo, recorriendo calles del barrio más pijo al más cutre, y todo ello en compañía de un calor insufrible, aquí Lorenzo pega que da gusto.

Por lo menos ya tenemos asegurado el campamento base, pero nos ha costado lo nuestro. La verdad es que hemos tenido mucha suerte: estamos en un apartamento pequeñito pero muy bien apañado y bien situado, perteneciente a Jose, un vasco residente en Albania por amor al arte. El hombre se ha ido de viaje, pero nos ha dejado quedarnos en su casa. La cosa no fue fácil porque la chica que en teoría guardaba las llaves  nos dio las que no eran. Además, cuando llegamos al edificio, cargados con todas las maletas y el equipo, e ignorando que teníamos las llaves equivocadas, Alberto no se acordaba de qué puerta era. Y ocurrió que probó en una que encima estaba medio abierta, empujó todo convencido de que era la nuestra y se encontró con una pobre chica a la que dimos un susto de muerte. La mujer estaba tan feliz viendo la tele y de repente ve como le abre la puerta un greñudo de metro ochenta y tantos sudando como un pollo… Menos mal que nuestra reacción fue partirnos de risa sin ningún pudor por lo rocambolesco de la situación, y la albanesa en seguida entendió que era un error. Pero qué risa, madre mía, menuda historia más “albertesca” (porque estas cosas sólo pueden pasarle a él, ya he inventado hasta el término y todo).

¿Hola? Eeehm… no tenemos casa./ © Lola Hierro

En fin, una vez probamos en todas las puertas del edificio que se parecían y habiéndonos dado cuenta de que algo raruno pasaba, llamamos a la chica que nos había dado las llaves y nos confesó que “quizá” las había perdido y nos había dado unas equivocadas. Con el dueño del piso en la República Checa y la casera de vacaciones en la playa, no nos quedó más remedio que llamar a un cerrajero, con la esperanza de que pudiera ayudarnos. En realidad yo estaba muy tranquila porque pensé que aquí se les da bien abrir casas ajenas, y si no, que le pregunten a José Luis Moreno cuánto tardaron los delincuentes albano kosovares en allanarle el  chalet. Al final, por el “módico” precio de cinco mil lekes (casi 40 eurazos) nos abrió la puerta. Es una barbaridad teniendo en cuenta lo bajos que son los precios aquí. Vimos claro que se estaba aprovechando de nuestra condición de guiris, pero como no nos quedaba más remedio tuvimos que aflojar la pasta.

Con Josefina, nuestra monjita albaceteña de Cáritas. / © Lola Hierro

Tras este imprevisto y ya con el campamento base instalado nos pusimos manos a la obra. Y ya no hemos parado de ir y venir y de planear, hablar con gente, buscar ayuda y de todo. Por una parte hemos conocido a una monja de una importante ONG que es natural de Albacete y que lleva años realizando labores humanitarias aquí (y que por cierto, vaya lija que me dijeron el dire y la hermana hablando de a feria y del gazpacho manchego…) que nos consiguió el contacto de un ginecólogo. Con este tuvimos una reunión esta mañana, y a su vez nos presentó a otra doctora que va a asistir a nuestra Julieta en su parto. Esto era lo más difícil y ya está solucionado , al igual que también hemos conseguido autorización para rodar durante el alumbramiento. Y menos mal, porque sin parto no hay documental…

La mendicidad está a la orden del día. / ©Lola Hierro

Hoy hemos visitado a Rabje y a su madre. Ciertamente tienen una situación muy complicada. No he hablado nada con ellas porque no sé shqip (albanés), pero nuestra intérprete ya les ha dicho lo que hemos conseguido. El problema ahora es que las van a echar del piso de forma inminente y no tienen dónde ir. Bueno, en realidad sí… Les dejan una construcción de unos 25 metros cuadrados que no tiene puerta ni ventanas,  con el suelo de tierra y las paredes de cemento… Y allí van a tener que meterse si no hacemos algo.  Pero os digo una cosa: está guapísima y va a tener un parto con todas las garantías sanitarias de las que se pueden disponer en este país, algo es algo.

Tirana y sus muros de colorines. Para disimular el rollo comunista. / © Lola Hierro

Otro de los sitios que hemos visitado ha sido un hospital para presos, ya que el hermano deficiente mental de Julieta, el cual provocó todo el jaleo asesinando al hermano de diez años del marido de la chica (culebrón venezolano style) ha tenido que ser ingresado porque “algo” pasó anoche en la cárcel. Y nadie nos ha querido contar nada. No hemos podido entrar, nos piden un montón de autorizaciones de muy arriba, y el policía funcionario inútil de la puerta no ha querido decirnos si está bien o está mal o qué tiene… por lo que sospechamos que le han debido dar una paliza o algo similar.

¡Cumpleaños a la albanesa!

La verdad es que la experiencia en la cárcel hospital ha sido… diferente, y hasta desagradable. Parecíamos estar todavía en el país comunista que Albania fue durante tanto tiempo, con tanto hermetismo, tantas dificultades para dar con alguna información… en fin, que apesta mucho.

Y ya pocas cosas más voy a contar porque esto se hace extenso. Sólo un par de anécdotas divertidas. Una es que ayer fuimos a cenar a un sitio de comida albanesa y cuando más tranquila estaba yo apareció un camarero con una tarta de cumpleaños, y todos los amigos que estábamos allí se pusieron a cantarme el cumpleaños feliz. ¡Qué sofoco! Esto demuestra lo largos que son los tentáculos de mi señora madre, que consigue que hasta en la Albania profunda se me agasaje (aunque sea a base de amenazas y extorsión al pobre Alberto).

Este tipo está siempre en la misma esquina. Y como él hay tantos… / © Lola Hierro

La otra historieta enseña muy bien el descontrol y el viva la vida que hay en este país. He ido a comprarme un cuaderno y me han dado uno cuyo precio era 70 lekes. Y cuando voy a pagar, la vendedora, delante de mis narices, coge una pegatina, la pone encima del precio y escribe sobre ella que son 200 lekes. Con todo el morro y delante de mi. Le he dicho que nanai, y la tía sin bajarse de la burra, así que me he ido a comprar el cuaderno a otro lado. Manda huevos la gente… aunque la verdad es que me he reído un rato.

Y por lo demás, que aún no tenemos Internet en el piso por lo que tenemos que tirar de cafeterías con wifi, así que de momento podemos dar señales de vida sólo de vez en cuando. Y que la comida está tirada de precio, que la fruta y los vegetales se compran en los cientos de puestos callejeros y todo es buenísimo, y que me llama mucho la atención el contraste tan fuerte que hay entre la gente de los barrios pijos (mucha Vicky Beckham por aquí) con la pobreza extrema que ves simplemente doblando la esquina.

Y que estamos muy bien y con muchas cosas en la cabeza. Seguiremos informando.

Textos sobre el primer viaje a Albania:

  1. Filming in Albania: Un cumpleaños balcánico
  2. Filming in Albania: La difícil tarea de establecerse
  3. Filming in Albania: ¡Habemus bebé!
  4. Filming in Albania: ya estamos de entrevistas
  5. Filming in Albania: Muchas emociones
  6. Filming in Albania: Entrevista con un ¿asesino?
  7. Filming in Albania: Aprenda albanés en cuatro días
  8. Filming in Albania: Persiguiendo la noticia
  9. Filming in Albania: Live fast, die hard…
  10. Filming in Albania: Tengo un dèja vu
  11. Filming in Albania: Vuelta a casa. Faleminderit, Shqiperia

 Más relatos sobre el segundo viaje a Albania:

  1. ¿Volverá ‘Filming in Albania’?
  2. Filming in Albania: Del barco a la cama
  3. Se acabó lo que se daba
  4. San Valentín a la albanesa
  5. Albanian sagas: De mercadeo
  6. Las madres de Tirana

Textos sobre mi tercer viaje a Albania:

  1. He soñado a la muerte, y ha venido
  2. Albania, cuánto me dueles

BONUS: Las fotografías del viaje

 

6 respuestas a «Filming in Albania: La difícil tarea de establecerse»

  1. Pingback: Albania, cuánto me dueles | Reportera nómada

  2. Pingback: Filming in Albania: Un cumpleaños balcánico | Reportera nómada

  3. Pableras

    jajajaj me parto niña. eres una gran narradora, pero aparte, es que vaya anécdotas… lo del piso al que entrasteis por error, sin desperdicio :Destás muy guapa!!!! besos preciosa, y feliz cumpleaños de nuevo! bss

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.