El volcán Bromo: cuando la tierra me eructó

Tras un merecido día de descanso en Yogjakarta, decidí ponerme en marcha de nuevo, rumbo a uno de los volcanes más imponentes de Indonesia, el Bromo. Se encuentra en el llamado Parque Nacional Bromo-Tengger-Seneru, que son los nombres de los tres picos volcánicos que emergen de una enorme y profunda caldera llena de ceniza y surcos de lava, el macizo de Tengger, de 10 kilómetros de ancho.

Este paisaje lunar de proporciones épicas es una de las imágenes más buscadas por los viajeros, así que, con estas expectativas, me puse manos a la obra para encontrar la manera de llegar a semejante rincón del mundo.

El Bromo echando cenizas como si no hubiera un mañana.

Templo hindú al pie del volcán, en el macizo de Tengger.

Tras hacer muchas cuentas, llegué a la conclusión de que lo más sencillo y ¡sorpresa! económico, era contratar un paquete turístico en una agencia. Y este es un consejo para quien esté pensando hacer el mismo recorrido que yo: Yogjakarta-Bromo-Bali, que es mi meta en Indonesia. Por mi cuenta, tenía que coger un tren hasta Surabaya, luego buscar un autobús al pueblito de Probolinggo y de ahí esperar a que un mini bus de viajeros se llenara y me acercara a Cemara Lawang, la base para escalar el Bromo. Buscar hotel, excursión al volcán y después encontrar un autobús y un ferry que me llevaran a Bali. Total, que eran muchos cambios de transporte, mucho desfase de horarios y muchas posibilidades de que me timaran con los precios, como ocurre siempre. Llega a ser cansado estar continuamente regateando.

Duras condiciones de vida en Bromo.

Con el paquete turístico he hecho todo este recorrido sin tener que buscar nada, todo masticado. Me incluían la noche de hotel en uno recomendado por la guía Lonely Planet y tenía también a mi disposición un jeep que a las cuatro de la mañana me llevaba al mirador de Pananjak para ver amanecer sobre los cráteres. Todo por lo que al cambio son 30 euros. Y desayuno incluido.

Cogí esta última opción, sin que sirva de precedente, y me alegré mucho de haberlo hecho porque nada más llegar al hotel conocí la historia de Xabier, un chico de San Sebastián que lleva casi un año de viaje por ahí en su bici. Me contó que él lo había hecho por su cuenta y que solamente llegar a Cemara Lewang y pagar el hotel ya le había costado casi lo mismo que a mi todo el paquete. Y, encima, como no se había llenado ningún microbús, el pobre acabó subiendo en ojek o mototaxi, y con las temperaturas que hay allí arriba, llegó helado de frío.

Hay que ir con mascarilla y todo.

Volviendo al viaje, del primer día no hay mucho que decir, salvo que vi la cosa más bizarra que se me ha cruzado por delante en toda mi maldita vida. Estaba parada en un semáforo en rojo, en el interior de la furgoneta que me llevaba de Yogyakarta a Bromo, cuando me fijé en unos chavales en el borde de la carretera que tenían agarrado por una cuerda a una especie de ser extraño que se movía como si estuviese vivo. Era pequeño, de cuerpo peludo, y la cabeza era la de un muñeco sin pelo y con las cuencas de los ojos vacías. Me quedé sin palabra, mirando eso con una mezcla de miedo, confusión, asombro… no sabía qué era esa criatura hasta que la susodicha se quitó la cabeza. ¡Era un macaco! Un mono al que le habían metido la cabeza de un muñeco hecha trizas. Os puedo jurar que es lo más espantoso  y bizarro que he visto jamás, sobre todo porque no sabía si era una marioneta o un ser vivo, no sabía por qué se movía, si sería un enano amorfo, o una señora vieja y diminuta… ¡Menudo susto me dio! La pareja americana con la que compartía coche y viaje, Shannon y Jack, también se quedaron a cuadros. Por cierto, fue un puntazo conocerles porque ella es fotógrafa y me contó un montón de cosas de su oficio. Y también porque han viajado por países a los que yo quiero ir. ¡Cómo mola conocer gente cuando vas de mochilera!

Mono con cabeza de muñeca, o esclavismo animal.

Salvo esta eventualidad y que colisionamos con un camión, nada extraño pasó. Lo del accidente por llamarlo del alguna forma, no fue nada, un ligero besito. Aquí la gente conduce como kamikazes. Adelantan siempre, pase lo que pase, por la derecha o por la izquierda, e incluso cuando vienen otros vehículos de frente. Siempre se las apañan para meterse de nuevo en el ultimísimo momento, cuando ya le ves los pelos de la nariz al conductor que tienes frente a ti y, si no, se crea en una tercera fila de coches, o te vas a la cuneta y vas dando tumbos hasta que puedes volver a meterte en la carretera. Es de locos, un occidental aquí no duraría ni cinco minutos con el coche. Lo gracioso de este caso fue que nuestro chófer se hizo el loco cuando dimos y para desviar nuestra atención nos señaló una montaña que quedaba a nuestra derecha diciendo: “Y eso es el monte no sé qué”. Hubiera parecido normal si no fuera porque no había abierto la boca en las seis horas que llevábamos de viaje con él.

Bromo, hecho una pena lleno de ceniza.

En fin, que tras un trayecto de 11 horas bastante anodino llegamos al hotel en medio de la oscuridad. Lo poco que se podía ver era desolador. Resulta que, hace tres meses, el volcán Merapi, que es el más activo de la zona, explotó. Y a causa de ello, otros veinte cráteres de por aquí han entrado en actividad. Bromo, Senaru y  compañía no iban a ser menos, así que están expulsando nubes de ceniza desde entonces. El resultado es que todos los alrededores del Parque Nacional están cubiertos con una espesa capa de polvo negro, más negro que el culo de un grillo. Es como un paisaje nevado pero en negativo.

Más casas de Bromo cubiertas de hollín.

Mi hotel. Glamour ante todo.

Campesino intentando recoger algo del campo.

Ramilletes ennegrecidos por el hollín.

Precisamente a causa de la actividad volcánica no es posible hacer ningún trekking hacia los conos, como era mi idea, así que me he tenido que conformar con la excursión al mirador para ver el amanecer. Mis compañeros de viaje americanos, Shannon y Jake, Xabier y yo nos tuvimos que levantar a las cuatro de la mañana para llegar a tiempo. El jeep nos recogió según lo acordado pero, cuál fue nuestra sorpresa, cuando diez minutos después el conductor nos soltó en medio de la oscuridad para que siguiéramos andando.

Jinetes de Bromo. Se ganan la vida subiendo a turistas sobre sus caballos a la cumbre.

Los caballos son el medio de vida y los compañeros de estos campesinos. Están muy unidos.

Otro campesino con su caballo, pendiente de la actividad del volcán.

Y otro, este dando de comer a su animal.

En plena subida. Aquí es donde viene muy bien contratar los servicios de esta gente.

Hay sitios a dónde el coche no llega, claro, así que hemos tenido que ponernos a caminar cuesta arriba como unos desgraciados mientras una pila de aldeanos nos ofrecía subir a lomos de sus minúsculos caballitos. Como en Torremolinos pero a la asiática.  Nos negamos por cuestiones económicas, como siempre, y al final coronamos a pie los 2.770 metros de altura que tiene la montaña Penanjak, en lo alto de la caldera, que es desde donde mejor se pueden contemplar los tres picos volcánicos.

Casi 2.770 metros de altura… y solo hay humo y nubes de ceniza.

Ha sido una pena porque no pudimos ver gran cosa. El cielo estaba muy cubierto, y encima, los volcanes no cesan de echar enormes nubarrones negros de ceniza, con lo cual la visibilidad fue muy reducida. Aún así, el paisaje lunar que pudimos admirar fue increíble, con esas paredes tan verticales y el mar de lava y ceniza a nuestros píes. Por supuesto, hemos escuchado los ruidos de las tripas del volcán, que nos han puesto los pelos de punta. Parecía que iban a empezar a caer chuzos de punta de un momento a otro. Totalmente apocalíptico.

Y esta ha sido la nueva aventura. Ahora mismo estoy en el bus que me lleva desde Java hasta Bali. En algún momento del día cogeré un ferry y sobre las siete de la tarde llegaré a Denpassar, desde donde seguiré rumbo a… ¡la playa!

2 respuestas a «El volcán Bromo: cuando la tierra me eructó»

  1. NABIA OREBIA

    hey shannon! thanks for writting! i hope you had a great time in ubud, it is a really fantastic and charming place! I m now in Laos, it is wonderful! good luck with everything, and say to jake: el mono baila y baila! hehehehe!!!

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  2. SHANNON

    Great photos and so good to meet you (I know I should be writing in Spanish, but I am lazy-I will work on sending an email in Spanish!) hope your flight went well- we are in ubud now. Ps- jake says baile mono baile! : )

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