Crónicas kenianas (III): Carta a Airam

Que no me da la vida para escribir todo lo que se me pasa por la cabeza desde que llegué. Toda la melancolía que me acompañó durante la aventura etíope ahora se ha metamorfoseado en entusiasmo. Mi compañera de viaje, Fátima, y yo, no paramos ni un segundo. Hemos vivido tres días en la isla de Lamu y se nos han pasado en un suspiro. Ahora, en el aeropuerto, mientras esperamos un vuelo que nos devuelva al continente, yo sigo con cuerpo de playa y de brisa marina, y con la sensación de que este sí, este rincón es de los de poner chincheta en el mapa para acordarse de que hay que volver.

Lamu no hubiera sido lo mismo sin ti, Airam. Cuando leas esto se te escapará una sonrisa y hasta creo que te dará un poco de corte. Hola, Airam, espero que me estés leyendo. Hace media hora que nos hemos despedido y estoy cumpliendo lo que te anuncié ayer durante nuestra velada de fantas y birras: escribiré sobre ti. Y además con libertad, sin cortapisas y sin auto censura, tú sabes de qué hablo.

Islam y África

Islam y África. / Lola Hierro.

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La mezquita Riyhada. / Lola Hierro.

No hubiera sido lo mismo Lamu sin tu compañía porque no hubiéramos pasado de ser dos mzungu (guiris) llamando la atención con nuestras pintas y nuestras cámaras de fotos. Tú nos has introducido en otro Lamu, en el de las fiestas de luna llena en la playa con hoguera incluida, en el Lamu de la Riyhada, esa mezquita tan linda a cuyos pies los chavales juegan al fútbol al estilo de antes: con un balón cutre y dos piedras clavadas en la arena para delimitar la portería. Qué atardecer tan especial tuvimos ayer simplemente observando lo que pasaba a nuestro alrededor. Nos has dado a conocer el Fuerte, que seguimos sin saber muy bien para que sirve más allá de para subirse arriba del todo y alucinar con las vistas o para hacerse una foto con el buzón que ha habilitado el Gobierno para denunciar anónimamente casos de corrupción. Ojalá la buena voluntad de los políticos se tradujera en hechos, ¿eh?

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Lamu profundo. / Lola Hierro.

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Fátima y Airam en lo alto del fuerte. / Lola Hierro.

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Buzón anticorrupción. ¿Ponemos uno en España?. / Lola Hierro.

Tú has sido el que nos ha guiado por las callejuelas descubriéndonos una ciudad escondida a ojos de los turistas, esa en la que las mujeres fríen samosas en la calle, esa en la que otras de muy mal genio degüellan pollos y se enfadan y agitan el cuchillo si no les das dinero por hacerles una foto (¡qué momento, por dios!) y la misma donde se esconde el mercado, pequeño pero repleto y multicolor. También nos has enseñado la cara triste de Lamu guiándonos por esos poblados que hemos visto hoy mismo, donde las casas son ruinas que apenas se tienen en pie y los niños y los burros campan a sus anchas entre montones de escombro y basura.

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Un Lamu más chungoo. / Lola Hierro.

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Un Lamu de burros. / Lola Hierro.

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Fútbol junto a la mezquita. / Lola Hierro.

Tu aportación más valiosa, no obstante, no está en Lamu, no, sino a media hora caminando entre palmeras y cementerios musulmanes. Nos has enseñado Anidan y has sido la vía para que conociéramos a todas las personas que trabajáis en la ONG, que son también las que me han ayudado a comprender mejor la idiosincrasia de la isla, sus problemas, sus retos y los logros que se han alcanzado. Tenéis mucho mérito al ser una organización pequeña y, encima, española. Menos mal que vive de donaciones privadas porque si tuvierais que esperar alguna ayuda gubernamental a la cooperación, ibais listos.

No me gusta hacer la pelota y menos por escrito y en mi blog, pero en dos días no me ha dado tiempo a buscaros las cosquillas, por suerte. El orfanato, el hospital pediátrico, el colegio… menudo curro tenéis allí. No sé cómo no os habéis vuelto locos ya con tanto crío subido a la chepa todo el día. Pero es que son tan monos que en el fondo os entiendo. Se hacen querer, vaya…

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Almuerzos en Anidan. / Lola Hierro.

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Travesuras con la comida. / Lola Hierro.

Vuestros niños me recuerdan mucho a los que conocí en Etiopía porque son igual de cariñosos y se les ve contentos. Sé que no es oro todo lo que reluce, sé que muchos no tienen padres, o los tienen pero no quieren saber nada de ellos. Sé que otros padecen VIH y tienen mucho trabajo por delante para aceptar su condición, sé que la malnutrición también se ceba con muchos, igual que la tuberculosis. Pero, como vi en Etiopía, estos niños kenianos tienen una resiliencia y una capacidad de superación y de aceptación de sus circunstancias, tremendas. Tú que eres psicólogo, ¿no te has planteado nunca investigar la inmensa fortaleza interior que encontramos en todos estos chavales? Por mi parte, vuelvo a sentir el mismo cabreo que sentía en el país vecino cuando me doy cuenta de que los niños son la última prioridad de los gobiernos, sobre todo de los locales. Me ha servido mucho la charla con Helena, vuestra coordinadora del hospital, para hacerme una idea de la situación de abandono sanitario que vive el distrito y cómo esto repercute sobre todo en la infancia. Espero parir un reportaje a la altura de la ayuda que me habéis prestado.

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Mis amigos. / Lola Hierro.

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Los nenes de Anidan. / Lola Hierro.

 

No puedo despedirme de ti sin pedirte que le des saludos a María, la directora de Anidan, si es que aún no se ha ido a España. Creo que su baja maternal no la apartará definitivamente de la ONG, y en breve la tendréis por allí de nuevo. En la fiesta de despedida que le preparasteis se respiraba tanto amor recíproco que no creo que sea capaz de irse para no volver. Se lo preguntaré cuando la visite en Madrid.

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Foto de familia. / Lola Hierro.

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Cantando para María. / Lola Hierro.

Por cierto, la fiesta me pareció una pasada. ¡Qué lindos estaban los niños con sus máscaras de papel maché cantando “Un elefante se balanceaba”. Qué monos cuando se pusieron en fila a bailar, cuando se quedaban absortos con los juegos de magia, cuando esperaban impacientes en la cola a recibir un trozo de la tarta que les regalasteis… Y qué gracioso ese pequeñajo bailongo que le llevó los regalos a María, por no hablar del otro que no paró hasta que le dejé mi cámara para hacer fotos… Me vuelve a invadir la nostalgia, como cada vez que me marcho de un sitio sabiendo que a lo mejor no vuelvo nunca.

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Juegos de magia. / Lola Hierro.

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Espectantes ante la tarta. / Lola Hierro.

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Un elefante se balanceaba…. / Lola Hierro.

Querido Airam, aquí tienes tu entrada en Reportera Nómada. Pensabas que te mencionaría y te he dedicado una carta entera, ¡te quejarás!. Espero verte pronto, sé que en Madrid en breve, para llevar a cabo esos planes gamberros de los que hemos hablado, que no me olvido. Pero sé que te veré más veces, y sé que estarás haciendo un gran trabajo en cooperación, en esa cooperación entendida como tú y yo sabemos: la que está el tiempo necesario para dejar funcionando una región, un proyecto, un servicio, y luego se va. Porque la gente que fuiste a ayudar ya no te necesita. Porque ellos saben solos, porque se bastan, porque lo hacen igual de bien o mejor que los forasteros que les enseñaron. Porque es su tierra, su gente, su patrimonio y sus raíces. Qué bonito es ser testigo del crecimiento de África, ¿verdad?

Más información sobre este viaje:

Crónicas kenianas (I): Prefacio
Crónicas kenianas (II): No hay que temer a Lamu
Para ver todas las fotos de Kenia, pincha en este enlace

3 respuestas a «Crónicas kenianas (III): Carta a Airam»

  1. Pingback: Crónicas kenianas (VIII): Depresión post viaje | Reportera nómada

  2. Melisa.

    Lola, no sé ni qué decirte. Hace poco empecé mi propio blog y llegué al tuyo chafardeando qué más había por la red, hay mucho, MUCHO más y cada día entro a un blog nuevo…Pero el tuyo es de los que me gusta encontrar, es de los que me motivaron a tener uno propio, porque si yo con mi blog consiguiera que la gente se sintiera cuando me lee un poquito como me sentí yo al leerte ya sería feliz.

    Me alegro de haberlo encontrado, un abrazo!

    Melisa.

    Responder

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